En una foto reciente, Enrique Peña Nieto, vestido como el resto de los gobernadores con la tradicional guayabera propia de algunas reuniones con políticos, alarmado, pidió cuentas a los gobernadores por el auge de la violencia en nuestro país. El pedimento se llevó a cabo durante la LII reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores en Jojutla, Morelos (mayo 3). La frescura y el relajamiento propio de la guayabera utilizada por la casi totalidad no concordaba con el mensaje presidencial en el cual advertía del nuevo incremento en la tasa de criminalidad. La alarma no es para menos: marzo de 2017 ha sido el mes con más asesinatos desde que el PRI retomó la Presidencia: 2 mil 256 asesinatos, lo que equivale a una tasa de 21.3 por cada 100 mil habitantes, según los números de la administración; de ser veraz la información gubernamental, las cifras actuales semejan a las de mayo de 2011, la peor desde entonces: 2 mil 627 homicidios, lo que equivale a una tasa de 26.4: a guisa de ejemplo, en España es de 0.4 y en Francia es de 1.0 por 100 mil habitantes.

Semanas antes, varios medios publicitarios dieron cuenta de la enfermedad de nuestro país. Por ahora, nunca digamos nunca, ninguno de los gobernadores que acudieron a la cita en Jojutla figura en la lista de los gobernadores perseguidos por la justicia de nuestro país. De acuerdo a la recopilación de Georgina Morett, tras la detención de Tomás Yarrington, seis ex gobernadores se encuentran encarcelados, dos ya han estado entre las rejas, tres están prófugos (en México prófugo es una invención de la justicia o un término kafkiano) y diez son acusados de corrupción. La suma, 21 gobernadores acusados, es aterradora y nauseabunda si tomamos en cuenta que en nuestra nación son 32 las entidades federativas.

Diez de los gobernadores actualmente presos, bajo proceso judicial o prófugos posaron junto a Peña Nieto en la emblemática fotografía tomada en 2012. En esa reunión el Presidente exaltó la fuerza y la rectitud de la nueva camada de políticos mexicanos, una suerte de apóstoles cuyos esfuerzos borrarían los latrocinios cometidos por los miembros del PAN. La histórica foto de nuestros dirigentes, todos sonrientes, todos mirando hacia el futuro, todos dignos de la confianza de Peña Nieto se ha hecho viral por razones ajenas a sus éxitos. Nunca en la historia de México tantos gobernadores atentaron y saquearon al país como la camada que inició la marcha para salvar al país en 2012. ¿Cuánto robaron?, ¿cuántos son/eran socios de la industria del narcotráfico? Imposible saberlo. Cualquier cifra es cuestionable. No es cuestionable, en cambio, el hecho que con el dinero robado algunos problemas de la ciudadanía —agua, educación, salud— podrían mejorar.

Ignoro si Peña Nieto y su gabinete tenían idea, durante la reunión en Jojutla del informe del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos de Londres (IISS, por sus siglas en inglés). De acuerdo al Instituto, México es el segundo país que más muertes registró en 2016, sólo superado por Siria. En México, nuevamente de acuerdo a “nuestras” cifras oficiales, en 2016 fueron asesinadas 23 mil personas, mientras que en Siria, inmersa en una guerra civil desde hace seis años, fueron 50 mil las muertes en el mismo periodo. De acuerdo a John Chipman, director general del IISS, México aventaja a otras naciones inmersas en conflictos armados como Afganistán (16 mil muertos) e Irak (17 mil). La situación es sorprendente: en nuestra nación la mayoría de los asesinatos se produce con armas cortas, mientras que en los países antes señalados se deben a armamentos más poderosos.

A los datos anteriores hay que agregar que en México, en 2015, hubo 17 mil muertos y en 2014, 15 mil. Las secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores rechazaron con prontitud no asombrosa las conclusiones del reporte Armed Conflict Survey del IISS y negaron que México sea uno de los países más letales del mundo. “El reporte utiliza cifras cuyo origen se desconoce, reflejan estimaciones basadas en metodologías inciertas, y aplica términos jurídicos de manera equivocada. Sus conclusiones no tienen sustento en el caso de México”, fue el diagnóstico de las dependencias mexicanas sobre el diagnóstico del prestigioso IISS, think thank afincado en Reino Unido. El diagnóstico británico carece de sesgo; el nuestro, como en repetidas ocasiones, es lamentable: nuestros jerarcas ofendidos ignoran las consecuencias de no saber o no querer saber.

Notas insomnes. Imposible no sentir asfixia: ¿Es muy diferente el equipo actual de gobernadores al que conformaron sus 21 colegas hoy prófugos o encarcelados?

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