El mundo aún no termina de entender la barbarie terrorista en París el pasado viernes. Y, sin embargo, como sucede a menudo tras eventos de este tipo, la mente de muchos ya está ubicada en el futuro: ¿cuál el próximo objetivo? ¿Qué países son vulnerables a los ataques de extremistas? Con alta probabilidad, México no se ubica entre los principales blancos potenciales. El país no tiene mayor injerencia en el Medio Oriente o África del Norte, ni cuenta con una población musulmana grande y desafecta. Sin embargo, dada la vecindad con Estados Unidos, cabe la pregunta: ¿podría ocurrir aquí (o desde aquí)?

Van algunas reflexiones:

1. En cierto modo, la pregunta es ociosa: ya ha sucedido aquí. Muchas veces. Muchas de las masacres cometidas por bandas criminales encajan en una definición amplia del terrorismo: actos de violencia indiscriminada contra la población civil con el fin de presionar a las autoridades políticas. El atentado con granadas en Morelia en 2008 fue un acto terrorista. Lo mismo vale para la explosión de un coche bomba en Ciudad Juárez en julio de 2010. Eso que parece terrorismo es terrorismo, aunque decidamos no usar el término.

2. De manera recurrente, surgen entre sectores de extrema derecha en Estados Unidos versiones sobre la supuesta presencia de grupos terroristas islámicos en México. En su mayoría, se trata de fantasías paranoicas. Pero, en algunos casos, existen trozos de evidencia creíble. Por ejemplo, en 2010, un individuo con presuntos vínculos con Hezbolá fue arrestado en Tijuana. También en 2010, un sujeto de nacionalidad somalí, supuestamente conectado a Al Shabbab (una organización vinculada a Al Qaeda en África) intentó llegar a México desde Francia, pero el vuelo fue desviado a Canadá antes de que pudiera llegar a su destino. Fuera de esos casos aislados, no hay pruebas de la presencia sostenida en México de grupos terroristas islámicos.

3. Un tema común de la paranoia derechista estadounidense es la supuesta colaboración entre cárteles de la droga y grupos terroristas extranjeros. No es imposible que algunas organizaciones terroristas intenten financiar sus operaciones mediante la distribución de drogas. Pero cualquier otra forma de cooperación es improbable. Las bandas criminales mexicanas son blanco ya de la DEA y de la mitad del aparato de inteligencia de Estados Unidos. ¿Por qué querrían atraer la atención de la CIA, la NSA o el Pentágono? Pueden estar formadas por asesinos y psicópatas, pero no por estúpidos.

4. Existe otro riesgo del que se discute poco: ataques a intereses o ciudadanos de Estados Unidos (u otras potencias occidentales) en territorio mexicano. Hay algo más de un millón de estadounidenses en México. Empresas extranjeras tienen decenas de miles de millones de dólares invertidos en el país. Cada año, millones de turistas extranjeros visitan México. En suma, hay un número enorme de blancos potenciales. Sin embargo, hasta donde se sabe, no hay evidencia de algún atentado potencial de ese género en México.

En resumen, un ataque terrorista en México es improbable (excluyendo la variante narco), pero ciertamente no es imposible. Si sucediese, el daño al país sería enorme. Por ello, es indispensable que el aparato de seguridad e inteligencia mantenga la guardia en alto. No obstante, es necesario luchar contra los impulsos paranoicos. Para un terrorista islámico, hay caminos mucho más sencillos de llegar a Estados Unidos que la frontera con México. Cualquier persona con pasaporte de la Unión Europea puede entrar a EU sin visa, por ejemplo.

El terrorismo es un riesgo para México, pero el miedo irracional es una amenaza mucho mayor.

Analista de seguridad.

@ahope71

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