Con nuestra propuesta de crear juntos un Frente Amplio Democrático surgieron también múltiples cuestionamientos, dudas, críticas y acusaciones. La incertidumbre surge siempre ante lo desconocido, pero no por ello se justifica condenarlo de antemano al fracaso.

Nos han dicho de todo, que sólo buscamos perpetuarnos en el poder, que no es posible juntar izquierda con derecha, que el proyecto está fuera de lógica, que es una copia de otras propuestas. Lo cierto es que el Frente Amplio Democrático no es una alianza electoral, no busca posicionar una ideología o un personaje, y mucho menos es una ocurrencia para “salvar” a algún partido.

Nuestro planteamiento ha sido claro: integrar un Frente Amplio Democrático con la participación de quienes quieran cambiar la terrible realidad de nuestro país, donde más de 55 millones de mexicanos viven en pobreza, donde no se respeta la ley, donde del año 2000 al 2015 se cometieron 28 mil 710 asesinatos violentos contra mujeres, es decir cinco diarios (Inegi). En concreto, donde persiste una crisis económica, social, de derechos humanos y de confianza en nuestras instituciones.

Tenemos que llamar a las cosas por su nombre: México vive un estado de emergencia. De no reconocer los problemas, incurriremos en el error de pensar que lo que vivimos es “normal”. Y no, lo normal no es la corrupción, no son décadas de inestabilidad económica, ni el miedo a salir a la calle. Debemos reconocer que los problemas han rebasado la capacidad del sistema.

Hemos llamado a la conformación del Frente Amplio Opositor, porque una sola persona, grupo o partido no han podido dar respuesta a quienes votaron por ellos. Porque la brecha entre la realidad de quienes gobiernan y los ciudadanos es enorme, y se ha perdido toda empatía y sensibilidad. Porque quien llegue a la presidencia --sin importar color o ideología-- no tendrá la mayoría o legitimidad que el momento exige para poder gobernar y dar soluciones a la gente.

Los partidos políticos estamos obligados a servir a la gente, a impulsar ese cambio. En congruencia con nuestros principios, en el PRD hemos propuesto una agenda que contemple los temas prioritarios y las mejores propuestas, para dar solución a la problemática nacional. Para su conformación, vamos a dialogar con todos.

Fuimos los primeros en reconocer nuestras fallas, pero también los primeros en plantear la necesidad de integrar una agenda común que garantice el desarrollo económico, genere empleos y empodere a la sociedad, dándole una papel protagónico que asegure el logro de los compromisos.

El Frente Amplio Democrático se encargará del diseño de un Gobierno Democrático de Coalición que garantice la gobernabilidad, mediante propuestas ciudadanas, de expertos, de activistas, de los distintos partidos, así como acciones para prevenirlos en el futuro.

Queremos un cambio de régimen para acabar con la concentración del poder que fomenta la opacidad y permite la corrupción. No se puede preservar un sistema que ha generado muerte, ampliado la pobreza, reducido las opciones para los jóvenes, que ha truncado la vida de niños y adultos a manos de la inseguridad, que condena a millones de familias a sobrevivir con un bajo salario.

Hoy tenemos la oportunidad de cambiar, no de un partido a otro en el poder, sino de transformar nuestro sistema de gobierno y avanzar hacia una sociedad más participativa, donde verdaderamente se escuche a todos, con un gobierno que nazca del pueblo y que, por primera vez, deje atrás confrontaciones, que sea legítimo e incluyente, y que represente a todos los mexicanos.


Presidenta Nacional del Partido de la Revolución Democrática.
@Ale_BarralesM
www.alejandrabarrales.org.mx
Facebook: AlejandraBarrales

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