Nuestro país vive una creciente inseguridad, pobreza, desempleo, falta de oportunidades para los jóvenes, insuficientes apoyos para las mujeres, entre otros graves problemas. Día con día vemos y leemos en los medios de comunicación que el gobierno, lejos de ofrecernos una estrategia que nos blinde frente a la crisis que enfrentamos y futuras amenazas del exterior, nos ofrecen más propaganda, como si estuvieramos en una campaña electoral constante, con más discursos que nos piden resistir y ser optimistas.

Pareciera como si la realidad de los mexicanos corriera en paralelo a la realidad que se observa desde el Ejecutivo. Nos piden unidad, cuando no se dan cuenta que el pueblo mexicano es el más unido, el más fuerte, porque ha sabido resistir y salir adelante incluso en tiempos difíciles, como los que estamos viviendo.

Durante más de 70 años consecutivos el PRI gobernó al país, y ahora, nuevamente, somos testigos de que la ineficiencia del proyecto priísta es evidente. Quienes hemos vivido parte de esa primera etapa del PRI, podemos reconocer nuevamente los signos del deterioro económico, con nuevos máximos inflacionarios, devaluaciones constantes e injusticias sociales que se traducen en malestar social.

Un claro ejemplo de lo que significa mantener al PRI en el poder es el Estado de México, que no ha conocido una administración diferente desde hace más de 80 años.

Y los resultados de estas nueve décadas saltan a la vista:

El Estado de México es la primera entidad en secuestros; segundo lugar en homicidios (mil 405 de enero a julio en 2016); primer lugar en violaciones y feminicidios (por cada 100 mil mujeres la tasa de 2.5% en 2007, pasó a 4.2% en 2014); y finalmente, es la entidad más corrupta del país: por cada 100 mil habitantes se cometen 62 mil 120 actos de corrupción, más del doble de la media nacional (Inegi 2015).

Frente a esta realidad, no podemos ser indolentes. No debemos conformarnos con ser simples observadores y no promover un cambio que les diga a los mexiquenses que existen alternativas y soluciones a sus problemas cotidianos.

De cara a los próximos procesos electorales y, en particular, a la elección de gobernador para el Estado de México, es preciso actuar para acabar con los malos gobiernos priístas y comenzar a reconstruir el tejido social, que se ha deteriorado por la falta de políticas públicas que atiendan las necesidades de la gente.

Sabemos que esto no será una tarea sencilla ante el embate del aparato gubernamental, ante el uso desproporcionado de los programas sociales para impulsar al candidato priísta, aún cuando todavía no empieza la elección.

Ningún personaje o fuerza política por sí solos van a poder sacar al PRI del gobierno del Estado de México. Sólo con un Frente Amplio Opositor conformado por la sociedad civil que quiere una transformación y fuerzas políticas preocupadas por el presente y futuro de los mexiquenses, podremos impulsar un proyecto estatal integral que garantice el desarrollo económico y social, y la seguridad que tanto anhelan las millones de familias del Estado de México.

Tenemos que ser conscientes de que la unidad se tiene que dar para cambiar lo que no está funcionando en el país, para cambiar lo que está lastimando a México y trazar una nueva ruta hacia un futuro con mejores oportunidades. La decisión está en cada uno de nosotros, el no ser solidarios no es opción porque eso permitirá que se perpetúe la violencia, la inseguridad, la pobreza, la falta de educación, la incertidumbre.

Cambiar a México, comenzando en el Estado de México con un Frente Opositor, es posible.

Presidenta nacional del PRD

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