El escenario de los últimos días en México se ha complicado y varios actores han hecho movimientos hacia el frente. Cuando todavía faltan dos años para la sucesión presidencial hay un reacomodo: en los partidos, renuncias en el PRD y en el PRI; crisis de violencia en Oaxaca; tensiones entre el gobierno y los empresarios por los excesos en el sistema anticorrupción, que llevan a Peña Nieto a vetar una parte de la ley; malestar en las iglesias por los matrimonios gay; y, para rematar, un recorte presupuestal que le pega a educación y salud. Sin embargo, todo indica que cualquier solución de fondo tendrá que esperar hasta la sucesión de 2018.

Uno de los graves problemas de la justicia en el país es el abuso de los instrumentos jurídicos para detener a los disidentes políticos, una mala tradición que urge cancelar, porque es una vertiente peligrosa del autoritarismo que todavía ronda en el país. El modo de operar de la justicia con este gobierno que recurre a viejas inercias autoritarias es lo más alejado de una democracia. El trato diferenciado a los aliados y a los disidentes es una práctica común: es la doble vara de a mis amigos “justicia y gracia” y a mis enemigos, “la ley a secas”. De un lado quedan impunes los gobernadores aliados del régimen y acusados de corrupción como César Duarte en Chihuahua o Javier Duarte en Veracruz, y un largo etcétera; del otro lado están el doctor Mireles, Nestora Salgado, los líderes de la CNTE, Rubén Núñez y Francisco Villalobos, e incluso Elba Esther Gordillo, que pasó del primer grupo al segundo. Al mismo tiempo, se celebra con bombo y platillo el inicio del nuevo sistema penal, conocido como los juicios orales. Sin duda, esta reforma podrá ser un avance en la materia de impartición de justicia, pero por lo pronto suman más sus carencias y desafíos, que sus logros.

La doble vara está conectada también con la corrupción, la opacidad y la falta de rendición de cuentas. Las resistencias de la clase política y de su parte más dura, la que engloba la alianza del PRI y el PVEM, es la que tiene ahora al presidente Peña Nieto en problemas. Hasta el mismo Beltrones lo reconoció a la hora de renunciar, dijo que la derrota del PRI fue por “políticas equivocadas” y “políticos que incurrieron en excesos”. Con la carga de gobiernos corruptos ampliamente conocidos y fuertemente protegidos por este gobierno, se pueden hacer buenos negocios con el dinero público, pero no se pueden ganar elecciones, por lo menos así sucedió el pasado 5 de junio. Por lo pronto, la reforma anticorrupción ha quedado marcada por las resistencias y el veto que pidió, con razón, el sector empresarial.

Otro conflicto que se agrava es el que ha generado la mal llamada reforma educativa, que tiene muy poco de educación y mucho de un ajuste laboral y administrativo. El enfrentamiento entre la resistencia de la CNTE y el endurecimiento del actual secretario Nuño (un prefecto de disciplina de secundaria, como dice Brozo), cobró varias muertes y decenas de heridos el domingo 19 de junio en Nochixtlán, Oaxaca. Otro espacio local que quedará marcado por la muerte, como Ayotzinapa. La violencia y los muertos que dejó el abuso de la autoridad han abierto un nuevo espacio de diálogo con el gobierno. Veremos si se revierte la ruta represiva de un gobierno que ha fetichizado la evaluación de una reforma laboral con careta de educativa. El remate de todos los enfrentamientos ha sido el anuncio de un nuevo recorte al gasto público que llegó justo después de las elecciones pasadas, 31 mil 715 millones de pesos menos tendrá el presupuesto. En suma, un país convulsionado, con una justicia parcial y más austeridad. Si a ello le sumamos el control mediático, la crisis de derechos humanos (que este gobierno niega de forma cotidiana) y la violencia que sigue matando a más personas todos los días, tenemos muchas piezas de un escenario convulsionado a flor de piel.

Pero, ¿cómo vamos a resolver en serio los graves problemas del país si todo el escenario ya se ha imantado para una sucesión presidencial dentro de dos años? Mientras la clase política calcula el 2018, se acumulan las malas noticias. Es una locura...

Investigador del CIESAS

@AzizNassif

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