El formato del segundo debate oficial organizado por el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) dividió a los siete candidatos a la Jefatura de Gobierno de la capital, aunque destacaron que hubo mejor dinamismo y mayor participación de los moderadores, pero el tiempo fue el principal desafío.

Alejandra Barrales, candidata de la coalición Por la Ciudad de México al Frente, consideró que el ejercicio tendría que ser más abierto y ante la presencia de siete candidatos, más flexible, pues se deberían buscar esquemas para hacerlo dinámico, comentó y agregó que el formato sigue siendo muy acartonado.

“Me voy muy contenta porque hice mayoritariamente propuestas y están claras, opinaron todos en torno a nuestras ideas, muchos se quejan de nuestros planteamientos, pero todos las están copiando”, dijo.

El abanderado del PRI, Mikel Arriola, destacó que el formato de este segundo debate en las instalaciones de Canal 11, le ayudó para contrastar y también para subrayar cuáles son los principales problemas de la capital y cuáles son las causas.

“Inicié el debate al subrayare que estos gobiernos en los últimos 20 años han generado 2.4 millones de pobres adicionales. Se ha perdido el ingreso o el poder del salario 30%, nos han aventado o arrojado al penúltimo lugar de competitividad”, expuso el candidato, que señaló que también ayudó mucho la actitud de los moderadores, pues permitió ver cómo sus adversarias del PRD y Morena se tiraron públicamente.

Tras concluir este ejercicio conducido por los periodistas Irma Pérez Lince y Ricardo Raphael, la candidata independiente Lorena Osornio aseguró que el formato fue más amigable que el anterior, pues hubo más oportunidad para las propuestas.

“Yo me sentí más segura, me hace falta trabajar, lo comento, pero yo soy una ciudadana como todos, yo no traigo una estructura, no traigo un guión. Dan más opciones, puedes hablar de más temas y te van guiando para responder a las inquietudes y necesidad de la gente”, expuso.

La aspirante del PVEM, Mariana Boy Tamborrell, se dijo más segura ante este debate y consideró que fue mejor que el primero, pues hubo mayor dinamismo y el hecho de que los moderadores estuvieron lanzando preguntas para posicionar algunos temas ayudaron a los candidatos para presentar propuestas, aunque hubo más ataques que proyectos.

“Fue más dinámico y nos permite a los candidatos hablar de todos los temas importantes tanto en desarrollo económico como social, la verdad es que me parece que estar ocupando el tiempo de este debate para hacer ataque a los candidatos es una falta de respeto a los ciudadanos”, expresó.

Quienes dijeron que el formato que se utilizó para el segundo debate no fue una buena estrategia fueron los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia, Claudia Sheinbaum; del Panal, Purificación Carpinteyro y del Humanista, Marco Rascón.

“Pienso que el formato anterior estuvo mejor, fue más abierto, tenías más capacidad para elaborar y presentar propuestas; sin embargo, este fue más divertido”, dijo Carpinteyro.

Sheinbaum Pardo consideró que el segundo debate fue confuso y a pesar de que se había planteado que no habría propuestas adicionales, al final si las hubo.

El candidato humanista, Rascón Córdova, opinó que el formato fue lo más parecido a la extensión del tamaño de un tuit: “Hay que hablar a la velocidad, que generar un concepto, una idea que quede plasmada, y eso no ayuda a profundizar”.

Indicó que el formato obliga a continuar con las propuestas vía otras plataformas, como redes sociales.

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