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Marcela Varela Ceballos, capitana y delantera del Atlas Femenil, colgó los guantes por una vida de la patada. Sí, cambió el box por los zapatos de futbol.

Marcela, enamorada del deporte, siempre buscó destacar en alguna especialidad. Probó el futbol, el box, pero cuando vio que no iría más lejos, decidió regresar a la querencia: el balón.

Y la redonda, parece, le ha correspondido. Todo comenzó cuando tenía 13 años de edad y su hermano la introdujo al mundo del balompié. “Me llevaba con él a todos lados y me metía a los juegos para que no lo molestara, para que no lo acusara con mis papás. Todo comenzó como un juego, y ahora, quién lo dijera, puede convertirse en una profesión”.

Parecía que el balón sería su refugio y rincón, hasta que su vida dio un giro de 180 grados. Y todo por una apuesta, un reto.

“Una amiga me retó a subirme al ring. Me dijo: ‘No te atreves’ y no sólo me atreví, me gustó. Ya no dejé de ir al gimnasio”.

Cinco años duró el gusanito de los golpes a la hoy rojinegra.

A sus 26 años, Marcela comenzó su carrera en el pugilismo amateur, con cuatro victorias seguidas, lo que le hizo ganar el derecho a debutar profesionalmente... Y el 20 de diciembre de 2013, en Hermosillo, Sonora, Marcela Ceballos, a quien apodaron La Maravilla se presentó con un tremendo KO en el primer round.

Pero algo le faltaba.

Dos años después, La Maravilla participó en el Mundial de Boxeo que se llevó a cabo en Canadá, le fue bien; sin embargo, la espinita del futbol nunca desapareció, estaba ahí llamándola a regresar y probar suerte.

Un día recibió una llamada telefónica que le cambió de nuevo la dirección a su vida.

“Me marcaron... era un número desconocido, y no acostumbro responder a eso... pero algo me decía que debía contestar. Era Jorge Rodríguez (entrenador Atlas Femenil), me conocía de mis años en el futbol y me invitó a formar parte del equipo”.

De buenas a primeras, abandonó los guantes, como alguna vez abandonó el balón y se volvió a poner los tachones.

Antes era una jovencita, hoy es toda una mujer de 30 años, y decidió: “Me quedo con el futbol, toda mi vida lo he practicado. Los dos deportes son muy parecidos, en ambos tienes que estar pensando en la siguiente jugada o el siguiente movimiento”.

Sabe que su elección no fue la equivocada: ““La vida te cambia en 24 horas, antes nadie te volteaba a ver, ahora que todos lo hacen es bonito, pero todo llega como un tsunami y debes manejarlo. Quiero que me conozcan, que sepan de lo que soy capaz, de lo que puedo dar al futbol, porque quiero vestirme de verde, quiero estar en la Selección”, puntualizó La Marvilla Ceballos.

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