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El Cruz Azul recibió al Atlético Zacatepec en su tercer juego de la Copa MX. Fue lo de menos. Los reflectores se los robó una persona. El director técnico español, Paco Jémez, fue el protagonista.

La agresión del estratega europeo a su afición, el sábado ante el Toluca, aún rondaba en el ambiente. Imposible olvidar cómo les pintó el dedo, así es que el estadio Azul presentó una languida entrada y el recibimiento al español fue sin aspavientos.

Lo cierto es que Jémez camina libre, el respaldo de la afición lo tiene y luce como víctima en una guerra entre medios de comunicación y seguidores celestes. Al menos así lo considera gran parte del pueblo cruzazulino.

Sin embargo, en La Máquina saben de su falta. Una decena de polícias resguardó la retaguardia del banquillo celeste.

Un poco de tensión se esfumó con la anotación del uruguayo Martín Cauteruccio (41’), buena para la victoria sobre los morelenses, esa que acerca a los Cementeros a la segunda ronda.

El partido siguió y el visitante lucía peligroso. La expulsión de Cota (77’) hizo explotar a Jémez y los fantasmas volvieron.

Pero el actor principal tenía que aparecer. Paco se fue expulsado al 81’ por reclamos al árbitro Aldo Cano y la rabieta del español no se hizo esperar. A final de cuentas, parece inmune, porque el castigo de la Comisión Disciplinaria no aparece.

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