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La afición mexicana ha dejado en claro que su terquedad puede más. Sigue gritando “¡puto!” cada vez que el portero rival despeja. Anoche, otra muestra, en el duelo ante Panamá.

De nada sirven las multas y las campañas para hacer conciencia de que ese alarido es considerado homofóbico o la promesa de la Federación Mexicana de Futbol de remodelar una escuela. Al seguidor del Tri le puede más esas ganas de echar desmadre con esa polémica expresión.

No fueron todos. En el Coloso de Santa Úrsula, un sector de la fanaticada verde hizo su labor para tratar de convencer a los demás de intercambiar la palabra “puto” por “México”, en cada saque de meta canalero.

El famoso Caramelo, fiel acompañante del Tricolor, otro personaje vestido como Pancho Villa e integrantes de la Ola Verde se congregaron en la explanada del Azteca para modificar el penado grito y poner el ejemplo al resto de los asistentes.

Como complemento, el sonido local conminaba a la gente a cambiar su conducta.

Esfuerzos estériles. En cada despeje panameño, el público movió las manos como si se tratara de un embrujo. Tomó aire y gritó “¡puto!” tan fuerte como pudo. Se avecina otra multa.

Hubo otro momento en que los fans tricolores se manifestaron. Fue más personal. Simplemente, no quieren a Juan Carlos Osorio. Lo repudian.

En las pantallas gigantes aparecieron los nombres de los tricolores titulares. Desde Guillermo Ochoa hasta Javier Chicharito Hernández resultaron vitoreados. No así el estratega.

“El director técnico, Juan Carlos Osorio”, nombró Melquiades Sánchez Orozco, la eterna voz del Azteca. La fotografía del seleccionador estuvo acompañada de un abucheo unánime e inclemente.

Nadie que apoye al Tricolor le ha perdonado al Amo de las Rotaciones que haya guiado al “equipo de todos” a quedar fuera de manera bochornosa en la Copa América Centenario, la Confederaciones y la de Oro. Fueron pecados mortales en la cuestionada era del colombiano.

Ni la tormenta que cayó sobre el coso capitalino y que amenazó con postergar el partido apagó el rechazo que la afición mexicana siente hacia Osorio.

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