Guanajuato, Gto.- Guillermo Sheridan recibirá este sábado el segundo premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura de la Universidad de Guanajuato “por el amplio prestigio de su basta obra ensayística, así como por sus trabajos de rescate y decisiva contribución al estudio de la obra de Jorge Ibargüengoitia”, dice el Acta del Jurado .

Antes de viajar a México, para recibirlo, el ensayista y colaborador de EL UNIVERSAL, reflexionó sobre la obra de Jorge Ibargüengoitia , el México que el guanajuatense recreó en sus libros, pero también sobre el presente de nuestro país.

En entrevista, vía correo electrónico, Sheridan habla de México unas horas antes de la ceremonia de entrega del Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura que se llevará a cabo este día, a las 12 horas, en el patio del ex-Convento Jesuita, en la ciudad de Guanajuato, donde se lleva a cabo la edición 61 Feria del Libro de la Universidad de Guanajuato y el Festival Cultural Universitario.

-¿Qué valores literarios y estéticos tiene la obra de Jorge Ibargüengoitia y cuáles son los puntos que comparten?

Bueno, es muy buen cronista. Con Novo y Monsiváis me parece que le tomó muy bien la temperatura al cuerpo nacional. Su teatro, más bien olvidado, es muy rico. Tuvo el arrojo, cuando esto era mal visto, de llevar la revolución y sus gobiernos a la mayoría de edad de la parodia, con piezas de teatro como "El atentado", que es genial, a la novela "Los relámpagos de agosto". Y sus novelas son deliciosas, salvo "Las muertas", tan penosamente actual.

Si bien no son ya las "Poquianchis" las asesinas, sino toda la cultura entrona y canalla del sacrosanto machismo nacional. Tuvo valor civil al enfrentar al régimen, a la iglesia, a la voraz clase gobernante y a la pasgüata clase media y tuvo, en efecto, valor literario. Octavio Paz le hace el gran halago cuando dice, hablando de "Las muertas", que "La novela de Ibargüengoitia es una variación más del tema inacabable, el primero y el último, el verdadero y único tema del arte literario: la naturaleza esencialmente misteriosa de los seres humanos."

-¿La literatura de Ibargüengoitia sigue siendo vital y vigente en este momento que vive México?, ¿puede Ibargüengoitia reflejarlo desde el México que recreo en sus novelas y en su teatro?

Bueno, sí. La buena literatura tiene la virtud de tramar y urdir el verdadero tejido de lo que somos, nuestro talante más secreto y perdurable, más allá del tiempo y la historia. Yo creo que Jorge se divertiría mucho con el afán del actual presidente por reescribir la historia nacional como un flujo que culmina en su poderío, cuando "Los relámpagos de agosto" fueron el gran pastelazo a los mitos de la Revolución Mexicana.

Jorge exploró como nadie la forma en que la idiosincracia nacional reacciona ante su pasado, parodió nuestro contradictorio catecismo civil, hurgó en la farsa básica del poder, describió el anverso de la moneda histórica oficial e inventarió su deleznable retórica. Digamos que convirtió la anécdota patriotera en la unidad mínima de significación histórica, la anecdotización de la historia como un catálogo de simplismos y torpezas reduccionistas con las que la imaginación nacional satisface sus necesidades primarias.

El pasado es una mina de donde se saca identidad en bruto, sentimentalismo vengativo, energía para la sempiterna llegada del futuro promisorio, y también mística de la derrota o... patriotismo suicida. Y bueno, yo creo que el actual Primer y Único Magistrado sabe explotar esa mina y ahora que hemos resucitado el nacionalismo revolucionario. Imagínate.

-¿Qué significado tiene para usted recibir este Premio que lleva el nombre del autor de "Dos crímenes y de "Las muertas"?, ¿Qué le interesa desatacar de él o de la relación con su obra, en su discurso?

Me da gusto que haya quien crea que mis libros de ensayos, no mi periodismo, sino mis libros de estudios sobre la poesía mexicana moderna, que son muy serios y muy graves y solemnes, tengan mérito. Y me da mucho gusto que dos de los jurados, Juan Villoro y Evodio Escalante , sean personas de cuyas opiniones políticas o ideológicas suelo diferir, como ellos difieren de las mías. Me han dado una lección de prudencia, tolerancia y respeto a la diferencia que espero imitar un día, lo que en mi caso es impensable.

akc

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