cultura@eluniversal.com.mx

Mario Lavista es compositor, pero es también un formador de melómanos, un maestro de músicos, un gran conversador, un amigo excepcional, un interesado en el arte, la cultura y el conocimiento, un aficionado al equipo de futbol América, uno de los capítulos más importantes en la historia de la música mexicana.

Así definieron al músico en el marco del homenaje que se le brindó dentro del programa Sesión de escucha de la Fonoteca Nacional, al que acudieron Paulina Lavista, fotógrafa y colaboradora de esta casa editorial, el crítico musical Juan Arturo Brennan, Theo Hernández, coordinador del Catálogo de Música Clásica, con la moderación de Ernesto Velázquez Briseño, director general de la Fonoteca.

La trayectoria del maestro Lavista lo concibe como figura señera de la cultura en México. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música en el Taller de Composición de Carlos Chávez, además de ser discípulo de Rodolfo Halffter. Obtuvo becas académicas para ampliar sus conocimientos en Francia y Alemania.

En el homenaje, el músico habló acerca de su grandes intereses, como las nuevas técnicas instrumentales que, dijo, es una de sus más importantes obsesiones. “Siempre he estado muy interesado por investigar y por ir más allá de lo que un instrumento nos puede dar. Creo que los instrumentos tradicionales son seres vivos, que guardan dentro de sí una serie de sonoridades. Hay que acudir a los intérpretes para que ellos nos enseñen las posibilidades”, dijo el compositor.

Añadió que las posibilidades de un instrumento se han hecho a lo largo de la historia y citó el caso de Chopin. “¿Quién más que Chopin, a principios del siglo XIX, que buscó todas las posibilidades del piano, él abrió en nuevo mundo al piano, y también Liszt, que llevó este instrumento a otras dimensiones. Hay quienes amamos la música, pero también amamos al instrumento. Acercarte a la obra de Debussy es también amar al piano, esto es absolutamente maravilloso. Lo digo porque parece que todos los nuevos ejercicios de investigación de instrumentos son nuevos, pero no, ya lo hicieron nuestros abuelos, y antes que ellos hubo muchos más. En mi obra, esto es lo que a mí me ha interesado y lo he logrado gracias a los grandes intérpretes con los que he podido trabajar”, contó.

El músico compartió con el público algunos ejemplos de su obra para explicar a detalles cuáles y cómo fueron sus exploraciones sonoras en los instrumentos.

Paulina Lavista, prima hermana del compositor, recordó algunas anécdotas familiares. “Yo no tenía idea de que iba a ser músico. Mi padre tenía una discoteca y mucha gente iba a casa a escuchar los discos, iban Ernesto de la Peña y su grupo de amigos, así fue como yo me hice melómana. Y un día apareció este joven lleno de ideas nuevas en mi casa, fue maravilloso para los dos encontrarse porque se retroalimentaron de toda la música que les gustaba. Mario tiene un gran sentido del humor, es como un hermano espiritual, y en ese tiempo, en casa de mi padre, escuchábamos ciclos de piano, de Wagner. Era genial”.

Tras escuchar otras piezas del músico, el homenaje cerró con una partida de pastel.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses