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El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) estima recuperar para enero de 2018 unos 300 inmuebles históricos de los mil 821 afectados por los sismos de septiembre pasado.

En esta primera de tres etapas que el instituto ha definido como parte de su plan para la restauración de los inmuebles dañados, se incluirán principalmente aquellos que están menos afectados, dijo ayer el director del instituto, Diego Prieto. Durante la presentación de la VIII Mesa Redonda de Palenque, el funcionario explicó que el plan contempla entregar todos los edificios ya restaurados en 2020.

Los que estarán listos en enero serán aquellos que no sufrieron graves daños. “Sobre todo porque en algunas comunidades están esperando ya poder habilitar sus templos, sus capillas, sus edificios culturales o sus casas de cultura”.

Para octubre de 2018 esperan entregar los que tienen afectaciones “moderadas”, es decir, aquellos con “daños estructurales, pero que no están en riesgo de colapso”. La mitad de los mil 821 inmuebles están en esta lista, estimó Prieto.

Los que tomarán un tiempo más largo, unos 30 meses, serán los que tienen daños severos, como los conventos de Morelos y Puebla.

Diego Prieto reconoció que la restauración de estos recintos será un “trabajo monumental” para el que el INAH ha tenido que convocar a instancias públicas y privadas, así como gestionar recursos del Fonden, el seguro que el instituto paga cada año, y otros fondos internacionales. Comentó que países como Hungría, Austria, Alemania y España han ofrecido su apoyo y han expresado su interés en adoptar algún monumento para restaurarlo. “Alemania ha ofrecido que podría adoptar alguno, todavía no llegamos al acuerdo; Hungría, que tiene un programa de conciliación con la parte cristiana católica de este país, propuso adoptar algún monumento de la cultura cristiana o católica”, dijo.

Esa atención internacional se ha centrado principalmente en los sitios Patrimonio Mundial que resultaron dañados. Según el funcionario, son cinco sitios con declaratoria de la UNESCO los que necesitan atención: la Ruta de los Conventos en las faldas del Popocatépetl, los centros históricos de Puebla, Oaxaca —junto con la zona arqueológica de Monte Albán—, el de la Ciudad de México —incluido Xochimilco—, y la zona arqueológica de Xochicalco. Esta última “no sufrió daños mayores, pero sí tiene algunos problemas que debemos atender para lograr la estabilización del sitio”.

El director del INAH explicó que dentro de ese universo de bienes culturales afectados todavía tienen pendiente el inventario de los bienes muebles siniestrados, es decir, aquellas piezas y objetos que se encontraban en los recintos religiosos o culturales, ya que resulta difícil contabilizarlos.

“No tenemos todavía un censo porque es difícil establecer unidades de medida. Por ejemplo, si consideramos los murales, hay que ver si es un mural o cada centímetro cuadrado. Sí hay afectaciones en pintura, escultura, altares, retablos, pero ya se hicieron las acciones para resguardarlos, tanto los dañados como los que no”, dijo.

“Estamos haciendo un inventario de esos bienes muebles y en el curso del trabajo de restauración se los podremos decir”, añadió.

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