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¿Qué impacto ha tenido la Secretaría de Cultura en las diversas regiones de México? Artistas, académicos, escritores y gestores culturales de distintas regiones de México hablaron con EL UNIVERSAL sobre los alcances programas y pendientes de la institución gubernamental creada en diciembre de 2015. El centralismo y la ausencia de programas que den un sentido más amplio a la cultura son algunas críticas; otros resaltan apoyos a asociaciones civiles y la continuidad de iniciativas surgidas en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Norte. José Manuel Valenzuela, director del departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte, dice: “Hay algo que no es ajeno a la vida política y social en nuestro país: sigue prevaleciendo un fuerte centralismo, independientemente de que haya regiones con una fuerte vitalidad cultural, como Baja California. Los cambios en la Secretaría de Cultura no son tan visibles cuando vemos que había ya una infraestructura fuerte, en el Centro Cultural Tijuana se mantienen las lógicas y formatos que había. Una ausencia fuerte de la Secretaría es en programas que rebasen los linderos artístico-culturales formales, me refiero a una política de cultura que llegue a colonias y barrios, que no se reduzca a espacios legitimados. La Secretaría debe pensar la cultura desde una dimensión más amplia; urgen propuestas que redefinan esas estrategias de vida y muerte en las cuales están atrapados millones de jóvenes”.

Para Valenzuela es positiva la convergencia entre proyectos que emergen de instituciones con propuestas de los actores de campos artísticos y culturales. Más allá de lo regional, cuestiona: “Veo una ausencia de la Secretaría en relación con temas como el TLCAN”.

Para Juan Francisco García Hernández, director de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Nuevo León, los impactos de esta dependencia son mínimos y no se percibe un cambio con contundencia. “Es prematuro dar una consideración sobre la incidencia de la Secretaría en el norte del país, las problemáticas son tan diversas como la cultura de nuestro país. La Secretaría debe, además de fortalecer la estructura actual de difusión del arte y la cultura, proponer nuevas estrategias y acciones que den un giro importante en al acontecer de la producción del arte, la difusión y consumo de la cultura; hasta el momento eso, no se ha evidenciado”.

Occidente. El escritor Antonio Ortuño asegura que podría seguirse llamando Conaculta porque con la Secretaría de Cultura no ha pasado nada en Jalisco ni en la región, que siguen los mismos programas que impactan sobre todo a Guadalajara y no a municipios distantes. “El panorama es muy triste”, dice, porque el gobierno federal no ha logrado vincular la cultura con otras necesidades de los mexicanos: “Por eso me parece lamentable, pero explicable que la mayor parte de la población ni se entere que hay una Secretaría de Cultura”.

Añade que es imperceptible el trabajo de la dependencia. “Hay una estructura instalada pero existe desde hace años y no implica ninguna clase de novedad y de esfuerzo o logro ni nada por el estilo. Este gobierno ha sido especialista en marginar y evadir el tema de la cultura”. Opina que Jalisco es privilegiado frente a entidades donde la cultura es una sombra. “La cultura sigue siendo ferozmente centralista en México” y por eso la migración continua de creadores que buscan trascender.

Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara, catedrática de la Universidad Autónoma de Nayarit y directora de la Cátedra Amado Nervo, asegura que su estado sigue desatendido “como siempre” en la materia y que la Secretaría de Cultura no ha impactado allí porque la administración pública estatal opera como si no existiera una Secretaría. “En Nayarit sigue siendo un Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, está sectorizado a la SEP, no tiene una personalidad propia ni capacidad de tener un presupuesto a la par de la Secretaría. Eso hace que sólo siga siendo un mecanismo para bajar recursos federales y que el estado no tenga la obligación de dar recursos para la cultura”.

Sostiene que Nayarit es un estado poco atendido en la cultura y no juega un papel importante, no hay escuelas de literatura, de historia ni de antropología, y eso implica que sea una cultura incipiente. “Es claramente una entidad descuidada en materia cultural”. Reconoce que muchos creadores emigran porque Nayarit esta en la órbita del circuito cultural liderado por Guadalajara, donde van a formarse y casi nunca vuelven.

Centro. El director de escena, cantante y productor de ópera Oswaldo Martín del Campo asegura que en la Ciudad de México, así como en otras partes de la República, no se ha percibido la creación de la dependencia y la impresión es que hay una continuidad de lo que fue Conaculta.

“Que no haya un impacto notable no me parece malo, ha pasado muy poco tiempo de su creación y comprendo que será un proceso lento y complejo. Quizás los que hacemos el trabajo artístico seremos los que más tarde notaremos el impacto. Mi trabajo me permite estar en contacto con otros estados de la República y tampoco noto un cambio, por el contrario, sigo observando grandes esfuerzos para obtener recursos para hacer realidad los proyectos artísticos. Si bien quiero pensar que es cuestión de tiempo, por el momento me parece muy mala señal que haya habido recortes al sector cultural, creo que no hubo defensa del presupuesto de parte de la dependencia y eso ya me parece un mal signo. Otra mala señal es que no haya habido claridad en la creación de la Ley de Cultura; tampoco me da buena espina que en algunas áreas, como la Ópera de Bellas Artes, se haya mostrado una falta de capacidad para resolver problemas. Debemos esperar, pero los focos rojos me preocupan”, sostiene.

Helena Noval, historiadora del arte y directora ejecutiva de la Fundación Noval para el fomento de la cultura y las artes, ubicada en Morelos, también percibe continuidad. “Una buena agenda de la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, tiene que ver con la puesta en marcha de la Ley de Cultura federal aprobada recientemente. El título tercero ordena la creación de un sistema nacional de información que será muy interesante y me parece obligado que cada estado cuente con su inventario de recursos, que podrían ser promocionados con el apoyo transversal de la Secretaría de Turismo”, apunta.

Añade que si bien la Ley Cultura no contempla temas prioritarios como la economía cultural y las industrias creativas, uno de los retos tendrá que ser seguir trabajando en el fortalecimiento de la colaboración con las asociaciones civiles.

Sur. Desde Veracruz, el pintor Manuel Velázquez Torres, profesor en la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, indica que hasta ahora no se aprecia ninguna presencia de la Secretaría. Todo lo contrario, el Instituto Veracruzano de la Cultura sufrió este año un recorte de 75% al recibir unos 8 millones de pesos de los 34 que había obtenido en años anteriores. “Han disminuido las actividades culturales apoyadas por el gobierno, pero sí hay una participación de la iniciativa privada para apoyar proyectos”, dice el artista, quien cuenta que gracias a ello, en los últimos meses en Xalapa se han abierto nuevos espacios, como el Centro Cultural Flavia, que él mismo creó y que funcionará como una galería para artistas locales.

Hasta ahora, dice, la Secretaría sólo ha estado presente en las reflexiones que un grupo de creadores y gestores culturales han emprendido con el fin de revisar la recién promulgada Ley de Cultura: “Se ha generado un observatorio cultural que está revisando la Ley para tratar de entender y ver qué se podría obtener, pero es todavía una etapa de análisis y no ha habido un acercamiento de funcionarios o directamente de la Secretaría”. Añade que la dependencia debería ir más allá de ser una institución de asistencia para creadores y formar más públicos, en los diversos rincones del país, lo cual tampoco ha hecho.

Por su parte, la poeta Chary Gumeta, directora del Festival Internacional de Poesía Contemporánea en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, coincide con Velázquez Torres al comentar que en ese estado todo sigue igual. Señala que los proyectos que hay son los mismos y que en los últimos años, el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes en esa entidad más bien ha sufrido graves recortes, por lo que apenas sobrevive y logra mantener la actividad cultural. “Siguen los mismos programas y talleres que tenía el Conaculta, pero ahora en disminución, hasta les han recortado el sueldo a los talleristas; siguen los mismos premios de poesía o de narrativa”. Lamenta que a pesar de que ya exista una dependencia federal para el sector, siga sintiéndose un centralismo y que no se volteé a ver a otros estados. “Sigue habiendo un centralismo... Conaculta sigue trabajando con lo mismo, está el Pacmyc, que es uno de los pocos programas en los que uno se puede apoyar, pero no veo otras opciones, como sé que hay en otros estados y ciudades, como en Querétaro o en Guanajuato, donde la Secretaría apoya a festivales de poesía o letras, pero aquí no veo su presencia”, dice. Añade que los festivales, como el que ella dirige, y otros proyectos artísticos emergentes, tienen apoyo, pero de los gobiernos locales o de la iniciativa privada, sobre todo del sector restaurantero y hotelero.

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