Obra de un artista pleno y absolutamente maduro, el Polyforum Cultural Siqueiros no solo es resultado del genio del muralista, sino también del impulso de un mecenas extraordinario (don Manuel Suárez). La obra, ahora, tendrá viabilidad para 100 años más.

Con una solución definitiva en sus manos, el doctor Alfredo Suárez, hijo de don Manuel y quien se autodenomina “guardián de la octava maravilla del siglo XX”, se dice aliviado por haber encontrado la forma de financiar sustentablemente no sólo la restauración, sino el futuro mantenimiento.

Entrevistado en el interior de salón principal del Polyforum, con el mural “La marcha de la humanidad” como fondo, el heredero de este magnífico recinto, explica que gracias al fideicomiso de 30 millones de pesos recién creado, se podrá restaurar en su totalidad la obra de 8 mil metros cuadrados. Porque se trata no sólo del mural al interior del espacio, con las potentes grandes manos que le dan identidad, sino también 12 páneles exteriores, que entre otras cosas representan a Jesucristo, Moisés con las Tablas y Hernán Cortés, además del techo que también es una obra mural. Inaugurado en 1971, la obra se logró gracias a que don Manuel Suárez creó una estrecha relación con David Alfaro Siquieros, a quien conoció cuando éste salió de la cárcel en 1964, luego de purgar una condena de cuatro años por el delito de disolución social.

El doctor Alfredo Suárez (quien se refiere a su padre como don Manuel, con una mezcla de respeto, amor filial y admiración) cuenta que éste invitó a Siqueiros a crear un gran mural, primero, en un Centro de Convenciones que pensaba construir en Cuernavaca. Para ello, compró el terreno adjunto a la casa del artista, en aquella ciudad, donde construyó un galerón al que llamó “El Taller”, mientras Siqueiros lo llamaba “La Tallera”, porque de ahí saldría una gran obra, como la mujer da a luz. Sin embargo, después el empresario (quien hizo fortuna fabricando tubos de drenaje), pensó que sería mejor tener el mural en la Ciudad de México, para lo cual concibió el Polyforum, cuyo mural interior “La marcha de la humanidad”, fue ampliamente discutido entre ambos.

“Don Manuel quería que tuviera un final feliz y por ello este mural cinético de pintoescultura, termina con un hombre nuevo y con una esperanza hacia el futuro”. Pero Alfredo Suárez reconoce que esta gran obra, después de tantos años, ha sufrido deterioro, pues fue pintado prácticamente con pintura automotriz y darle mantenimiento fue siempre muy difícil y caro, por lo que ahora requiere una intervención mayor. Por eso, el fideicomiso, donde participan inversionistas, el INBA, la UNAM y la Secretaría de Cultura capitalina, tiene ya una bolsa de 30 millones de pesos para la restauración integral y la construcción de dos museos: el Museo de Sitio y el Museo del Mecenazgo, dedicado a don Manuel Suárez.

La idea es que la gente conozca esta gran obra y la visite tanto como la Capilla Sixtina, por ser el mural más grande del mundo y un prodigio tecnológico de su época, pues el piso de la sala gira 360 grados, mientras se escucha la grabación con la voz del propio Siqueiros explicándolo. Además, se creará una torre adjunta al Polyforum, que financiará el mantenimiento, lo que garantiza la conservación para siempre, señala Alfredo Suárez, quien se dice aliviado de la difícil tarea que le dejó su padre: mantener este espacio.

Por cierto, el empresario también desmintió los rumores que circularon hace tiempo de la supuesta destrucción del Polyforum. “¡Cómo voy a destruir esta gran obra, si cuidarlo es un compromiso que adquirí con don Manuel, mi padre! ¡Primero pasan sobre mi cadáver, antes de destruir este tesoro más valioso que los diamantes y el oro!”.

Tres años de restauración

Hoy, el Polyforum Cultural Siquerios está cerrado al público, para su restauración, transformación y la futura construcción de una torre, que permitirá al público ver libremente los páneles del ala Norte y el techo. El arquitecto Rogelio García-Mora Pinto es el encargado del proyecto de restauración. Él explica que la idea es “limpiar” todo el espacio de estructuras que se fueron construyendo con el tiempo, para devolver al espacio su estética original. Se reubicará en otro sitio toda la vegetación de alrededor del espacio (con excepción de un ahuehuete con valor histórico) y se creará una plaza de 6 mil metros de acceso público, manteniendo y restaurando la barda perimetral, homenaje del propio Siqueiros al muralismo mexicano.

También se pretende reponer los cristales transparentes en la planta baja y terminar de construir el espejo de agua que, en el proyecto original, rodeaba a todo el recinto y del cual sólo se construyó una sección que nunca funcionó. Entre los primeros pasos, destaca la necesidad de consolidar los materiales sobre los que se pintó el mural, que expertos del Instituto Nacional de Bellas Artes restaurarán, lo mismo que el mural “La marcha de la humanidad”.

El proyecto incluye asimismo recuperar los materiales, tipo de mobiliario, colores y “retórica visual” de finales de los años 60, no sólo como testigo de su tiempo, sino por respeto a la restauración, que busca devolver al lugar su aspecto original. Todo este trabajo llevará más o menos tres años, además de que en el lado norte, colindante con un centro comercial, se construirá una torre que albergará también parte de los museos del Polyforum y sus oficinas administrativas. La idea es también recuperar el teatro circular que se encuentra en el Polyforum con el tipo de mobiliario de aquella época, pero con tecnología moderna. Cuando el proyecto haya concluido, se recuperará para la ciudad un patrimonio artístico invaluable y el Polyforum, que no sólo es una obra pictórica majestuosa, sino también un proyecto arquitectónico muy ambicioso, podrá ser admirado pública y gratuitamente por todos, desde la calle.

sc

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