Era 1865 y el emperador Maximiliano de Habsburgo ordenó la creación de un Registro de Mujeres Públicas en la capital mexicana para controlar la prostitución.

La idea no era nueva y el emperador tomó como ejemplo lo que se venía haciendo en Europa, específicamente en Francia.

“Los nuevos sistemas reglamentarios para controlar la prostitución encontraron eco en las nuevas propuestas del Segundo Imperio. Estos se venían desarrollando en Francia, como un instrumento de drenaje social. Se había reconocido que las prostitutas amenazaban la moral pública, el patrimonio de los hombres y la salud colectiva”, escribe el investigador Arturo Aguilar Ochoa en el libro “La fotografía durante el imperio de Maximiliano”.

Un personaje destacado en Francia fue el Dr. Alexandre Parent Du Chatelet , especialista en cuestiones hidráulicas y de alcantarillado, quien escribió “De la prostitución en la ciudad de París desde el punto de vista de la higiene pública, la moral y el gobierno de 1836”.

Según Guadalupe Ríos de la Torre, en el artículo “Un reglamento más sobre prostitución”, el Registro del Segundo Imperio en México estuvo basado en el sistema que el Dr. Parent implementó en Francia.

“El tratamiento que Parent propone dar al problema se sustenta en sus ideas de aislamiento, policía sanitaria y presidio para las enfermas infectadas de los males venéreos”, explica Rosalina Estrada Urroz en “Entre la tolerancia y la prohibición de la prostitución: el pensamiento del higienista Parent Du Chatelet”.

La autora detalla en el mismo texto que en Francia, desde los siglos XV y XVI las mujeres con enfermedades venéreas fueron aisladas y expulsadas de los muros de la ciudad. Ya en el siglo XVII se les permite curarla en su domicilio y para inicios del siglo XIX surgen ideas de reunir a las prostitutas en casas con matronas.

“Crear un medio cerrado, a la vista de la administración y debidamente jerarquizado, evitando en la medida de lo posible 'la mezcla de edades y de clases'” eran claves en ese sistema.

“Se aceptaba que la prostitución era un mal necesario; por lo tanto la reglamentación era un recurso adecuado y un medio de control. Se reconoció la necesidad higiénica de tolerar la prostitución como se toleran las alcantarillas; aislarla y circunscribirla, ocultarla, vigilarla y clausurarla”, dice el texto de Aguilar Ochoa.

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