La investigadora emérita de la UNAM e integrante del Sistema Nacional de Investigadores, Mercedes de la Garza , fue anunciada como parte de los Premios de Ciencias, Artes y Literatura 2017.

En octubre recibió la Medalla al Mérito Académico Yuri Knórosov en el Festival Internacional de Cultura Maya 2017 por su aportación al campo de la historia de México.

A propósito de este reconocimiento y de su participación en la Conferencia Mundial del FICMAYA 2017, la historiadora charló con EL UNIVERSAL. También se refirió a sus nuevos proyectos y a la importancia que tiene el estudio del pasado para la sociedad.

—¿En qué momento de su carrera llegó la medalla Yuri Knórosov?

—En un momento en que tengo una obra de 45 años culminada, sí, pero al mismo tiempo abierta porque tengo proyectos de investigación en puerta. Ya sólo me dedico a la investigación, no tanto a la docencia. Eso ya lo hice a lo largo de mi vida. Tengo el privilegio de estar sentada en mi biblioteca dedicada sólo a mi investigación en mi casa de Tepoztlán, Morelos. Claro que eso no significa que deje participar en este tipo de eventos.

—¿Qué nos puede adelantar de los proyectos en los que trabaja actualmente ?

—Trabajo en un proyecto apoyado por la UNAM llamado “Plantas sagradas de los mayas”, que reúne un grupo de expertos entre historiadores, epigrafistas y biólogos. Es un proyecto amplio sobre las plantas que los mayas creían que eran encarnaciones de sus dioses y que tenían poderes curativos y psicoactivos que incluso siguen usando los chamanes. Y trabajo en otro en colaboración con el Instituto Aspen de México, dirigido por el doctor Juan Ramón de la Fuente, National Geographic, la UNAM y el INAH; es sobre los cenotes, la historia sumergida de México, en el que participa también el arqueólogo subacuático Guillermo de Anda. Hemos encontrado cosas muy interesantes como ofrendas y restos humanos.

—¿Cuál es su participación específica en esta investigación?

—Me ocupo de los aspectos religiosos: de las ofrendas, del simbolismo de los cenotes y la vida religiosa de los mayas antiguos y de los actuales.

—Usted que se ha dedicado a estudiar el pasado, ¿cómo enlaza ese mundo con el presente, con el futuro tan incierto de nuestra sociedad?

—El pasado siempre es importante. Estudiarlo siempre es pertinente. Si no sabemos lo que fuimos y lo que ha hecho el hombre a lo largo de la historia, ¿cómo podemos proyectar un futuro que involucre los valores que vienen del pasado?

La filosofía y la ciencia vienen del pasado. Tiene que haber una cadena de conocimiento, de espíritu humano en su desarrollo, en sus hallazgos y en sus obras que alimente nuestro presente y que nos ayude a proyectar el futuro. Es justo por esa ignorancia del pasado que el presente se mueve hacia la destrucción del planeta y de la cultura.

Ahora predominan los valores económicos y mercantilistas. ¿En dónde quedaron esos valores humanistas? Si queremos seguir siendo humanos tenemos que fomentar y enriquecer esos valores.

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