Mezcla de literatura, mito, reportaje y ensayo, la escritora colombiana , vuelve a una historia de amor, a través de recuperar el mito de la reina de Saba y su amor por el rey Salomón, y de hacerla renacer en una historia del siglo XXI entre un escritor occidental y una partera somalí de Médicos Sin Fronteras; y en medio de ese mito e historia de amor, cuenta la dura realidad que viven ríos de migrantes, sobre todo mujeres caminantas con sus niños, que cruzan el desierto africano en busca de un porvenir mejor.

“Sea en el país que sea hay caminantas en este siglo XXI; en el caso de Yemen está ese escenario fastuoso de ciudades milenarias y el desierto, pero son esas mismas mujeres que recorren Centroamérica y que recorren México tratando de traspasar los muros de la infamia que han puesto en Estados Unidos y son los mismos que en mi país, Colombia, generan un desplazamiento interno de por lo menos 2 millones de personas por la violencia a la que tienen que enfrentarse, las mismas que cruzan en unas lanchas y que se ahogan en el Mediterráneo”, afirma la escritora en entrevista.

Su novela (Alfaguara, 2022) nació de sus viajes por Yemen, Etiopía y la frontera somalí, acompañando a Médicos Sin Fronteras desde hace varios años; así recuperó la majestuosidad de las ciudades milenarias cuna de la humanidad, también la historia de la reina de Saba, la única mujer que ocupa un lugar destacado en “La Biblia”, y a partir de ella la fuerza de las mujeres migrantes que hoy son una de las grandes tragedias humanas del siglo XXI.

"Después de lo que hemos vivido, los latinoamericanos queremos paz, sabemos que la guerra no da para nada": Laura Restrepo
"Después de lo que hemos vivido, los latinoamericanos queremos paz, sabemos que la guerra no da para nada": Laura Restrepo

Imagen: Alfaguara

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“Yo me lo imagino como un gran río de humanidad y en particular de mujeres con sus niños que van atravesando el planeta como en el principio de los tiempos y como seguramente va a ser de nuevo, porque yo creo que tarde o temprano vamos a entender que el sedentarismo es apenas una etapa corta en la historia de la humanidad. Las grandes defensoras en este momento del futuro son esas mujeres que andan golpeando puertas aquí y allá y viendo a ver cómo le hacen para lograr la sobrevivencia de sus hijos, pero también de nosotros mismos”, apunta Restrepo.

La autora de otras novelas como “Delirio”, “La isla de la Pasión”, “La novia oscura” y “La multitud errante” asegura que en este momento de crisis climática, con la eminencia de una guerra mundial, con las hambrunas que se están desencadenando por el mundo, la migración es el signo de nuestros tiempos, “de hecho, muchos de nosotros somos migrantes desde hace mucho tiempo, por razones laborales, por razones políticas, ya sabe uno que el arraigo a un lugar no es tan posible como quizás fuera hace unas décadas”.

Esa es la gran épica desde el principio de los tiempos, agrega, y cita “La Eneida” y “La Odisea”, y su repensar en el carácter fundacional del desplazamiento y del destierro. “Esta búsqueda es una búsqueda fundacional, entonces sí es una tragedia humanitaria, sí quedan miles por el camino, pero muchas otras sobreviven y los hijos de ellas a lo mejor llegarán a la tierra prometida o como mínimo seguirán buscándola, seguirá su propósito de buscar la vida donde quiera que se encuentre”.

Por eso su novela tiene como corazón el amor, pero también la idea de que “todo mito que nace renace y todo mito que encarna reencarna”, porque para Laura Restrepo toda esta ola de desplazamientos de la humanidad puede ser leída como la voz del Apocalipsis, pero también como el principio de algo, y ahí reaparece el “Cantar de los Cantares”.

“La sensación que yo tengo es que no es el eco del Apocalipsis el que siento, es el del Cantar de los Cantares, que además una de las interpretaciones es que la historia de amor, el amado y la amada son Salomón y la reina de Saba, por eso yo quise que en la novela los ejes conductores fueran dos historias de amor, una mítica, el encuentro de Salomón y la reina de Saba, y la otra también ficcional pero nacida del reportaje que es la historia de un muchacho occidental que sale en busca de la reina de Saba y la encuentra en una partera somalí que trabaja con Médicos Sin Fronteras ayudando a parir por el camino a muchas de estas mujeres migrantes”.

Restrepo reconoce que en “Canción de antiguos amantes” hay ecos del génesis en esta tragedia porque las ciudades amuralladas, las civilizaciones que se encierran y cierran sus puertas están condenadas a fenecer antes, aunque eso no se vea por ahora, pero también está el miedo al otro, el miedo al migrante, el miedo al que habla distinto, al que tiene otra religión, “ese es un símbolo clarísimo de la decadencia, yo creo nosotros los latinoamericanos, tenemos que empezar a verlo así, el gran valor del tercer mundo, como una enorme fuerza y una búsqueda de caminos nuevos a pesar de toda nuestra desgracia y pobreza”.

Agrega, “yo creo nosotros ya no podemos mirar el patrón norteamericano, al patrón europeo que está metiéndose hasta aquí en la guerra, con una especie de euforia. En España lo están llamando el síndrome del 14, que es como esa convicción que había antes de la Primera Guerra de que la guerra puede llevar a algún tipo de renovación económica o inclusive cultural, pavorosa… creo que el tercer mundo tiene que salir con sus propias soluciones de carácter humano y pacífico, lejos de la guerra. A nosotros los latinoamericanos, después de todo lo que hemos vivido, nadie nos debe venir con el cuento de que la guerra sirve, de que la guerra es buena; la guerra no da para nada, nosotros lo que queremos es paz, eso es lo que buscamos”.

Por eso la ganadora del Premio Alfaguara y del Premio Sor Juana Inés de la Cruz, enfatiza la ceguera que tenemos como humanidad frente a este fenómeno de la migración, que califica como totalmente absurdo, porque no es la historia de una gente lejana liberada a su suerte, “es la historia de la humanidad, es nuestra propia suerte como humanidad en el camino que hemos sido siempre y en donde no cambien las cosas vamos a seguir siendo todos, de hecho ya en países como los nuestros la cantidad de gente que anda migrando es un volumen que no puede pasar desapercibido y que tampoco se puede contar como simples cifras, como si fuera una cosa ajena”.

Laura Restrepo concluye que sea a través de la literatura o de las historias de no ficción, del periodismo o el ensayo, los latinoamericanos debemos ponerle cara a estas historias, “ponerle nombre a esa gran aventura que no solamente es una tragedia humanitaria, que lo es, pero también una demostración de valor, de coraje, de intento de mujeres, sobre todo, de salvar a sus propios hijos, pero incluso de salvar a la propia humanidad porque pronto va a ser la movilidad la que nos rija”.

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