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Morris Berman, uno de los más agudos y originales críticos sociales del capitalismo y del mundo contemporáneo, se declara un trumpista porque dice que ese presidente “lunático” marca el fin de Estados Unidos; también se declara un esperanzado en que México va a salir de este sistema pero será poco a poco y no con el cambió de un presidente sino cambiando las instituciones de poco a poco.

“México vive todavía entre esta tensión que comenzó hace más de 500 años y cambiar eso será muy difícil. En mi opinión no es importante quién va a ganar las elecciones presidenciales para el próximo sexenio, eso no será importante, lo que importa es la influencia de los Estados Unidos. El problema es que no resuelve el tema indígena, el problema es que en el 50% de la población existe pobreza. Puede venir un idiota como Peña Nieto o un ladrón como Salinas, no importa, los problemas son estructurales”, asegura Morris Berman.

El escritor, filósofo e historiador social que vive en México desde hace cerca de 10 años, asegura que esos son los graves problemas que debe enfrentar México y que cambiar esa realidad será la gran lucha. “Yo hace 20 años tenía esperanza con el Subcomandante Marcos, con los Zapatistas, pero ahora estamos en una posición ‘tablas’; claro que hay actividades locales que son importantes, como en Chiapas, Oaxaca, etcétera, pero cambiar el gobierno desde este frente es muy diferente. Esta lucha requiere muchos años, no es una revolución como en la URSS en 1917 o en 1989. Es una lucha larga”.

Morris Berman, quien acaba de publicar Belleza neurótica. Un extranjero observa Japón (Sexto Piso), asegura que la salida será con lo que él llama un proceso dual. “Lo defino como este momento en el que estamos en un proceso de desintegración del capitalismo; el drama de este siglo es la desintegración de este sistema, pero necesitamos al mismo tiempo algo para reemplazar las estructuras del capitalismo; necesitamos una reconstrucción de las instituciones con otros valores y con otros métodos de vida”.

Su gran ejemplo, y foco central de su nuevo libro, es Japón, que hoy en día es una nación de “una belleza neurótica debido a que el cambio de una vida feudal a una vida capitalista ocurrió en 25 años, lo que provocó grandes cambios y todo un país neurótico porque esta es una presión y una conversión imposible de integrar con el alma, con su espíritu, que tiene tanto peso en oriente”.

Asegura que “hay una gran población que tiene enorme interés en los coches y la moda; hay otra parte de jóvenes de la Generación Sartori, que tiene interés en comunidades rurales y en la agricultura; hay casi un millón de jóvenes que viven en la calle y comen de los contenedores de basura; hay más de un millón de jóvenes que viven en su recámara y no salen por 10 años, se llaman hikikomori; hay una tasa de suicidios de 30 mil personas por año, y una tasa de enfermedad mental enorme. Un psiquiatra japonés decía que era una sociedad esquizofrénica porque dice que los japoneses tienen alma de Japón pero cáscara de Estados Unidos”.

Sin embargo, Berman es optimista con lo que ocurre en el mundo, dice que la conversión del sistema feudal al capitalista duró 200 años, un tiempo normal. Ahora estamos al final de capitalismo, entonces puede durar 200 años también, tal vez. “Hay una tendencia en Europa, en Estados Unidos, en Japón, aquí también en Chipas y Oaxaca. No se trata de una revolución violenta porque el ejemplo de socialismo en la URSS y en China son grandes fracasos, lo que es importante es la conversión paso a paso; cada persona, cada país, cada sociedad, es paso a paso. Tengo esperanza por eso”.

Berman incluso es optimista y tiene esperanza en lo que representa Donald Trump.

El autor de El crepúsculo de la cultura americana, Edad oscura americana y Las raíces del fracaso americano admite que él se sintió muy contento con la elección de Trump porque la meta de Estados Unidos ahora está en la desintegración, en la caída. “Es el fin de este modo de vida en los Estados Unidos”.

Añade que necesitaban “un idiota en la Casa Blanca”, por eso este momento le parece excelente. Opina que con Hillary Clinton hubiera sido lo mismo que con Obama, es decir, ningún cambió, pero “Trump es un lunático, entonces sus acciones son muy destructivas y eso es excelente”.

Su más claro símil es el imperio romano, donde al final hubo emperadores similares. Afirma: “Idiotas, imbéciles, incluso hubo niños de siete años que eran emperadores, y ese era el fin del imperio romano. Tenemos ahora lo mismo en los Estados Unidos. Es una farsa enorme tener a Trump como presidente, él no tiene ideas, su concentración es la de una pulga. ¡Es perfecto para el declive de los Estados Unidos; entonces yo soy Trumpista”.

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