yanet.aguilar@eluniversal.com.mx

Ignacio Solares está en una etapa de escepticismo, de desencanto de la política y los políticos a los que llama una horda de fieras que andan sueltas; pero sigue muy atento a la realidad mexicana, que, opina, no será la misma tras Donald Trump, pues “su locura nos ha marcado y nos marcará aún más”.

El autor de Delirium Tremens, La noche de Ángeles y Madero, el otro, y que además es colaborador de EL UNIVERSAL, asume su nuevo libro de cuentos Prolongación de la noche (Alfaguara), como un gran resumen de lo que ha sido su vida creativa. Asegura que en esos 47 relatos están todas sus preocupaciones y obsesiones; su pasión por la noche y los sueños, por el espiritismo, por la muerte, por la religión y por la vida.

“Tengo la impresión de que este libro es un resumen de lo que me ha preocupado, obsesionado; de alguna manera me era necesario escribirlo así, no me imagino de otra manera. El libro se fue haciendo poco a poco, incluso diría que se fue haciendo solo porque yo escribo poco, no tengo horario para escribir, no tengo una disciplina sino más bien espero que me patee la musa”, dice el escritor nacido en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1945.

¿Entre sus preocupaciones no está la realidad?

Prefiero esconderme del mundo de afuera, de la política, y refugiarme en mi mundo mágico. Empiezo el día leyendo EL UNIVERSAL, lo recibo tofos los días porque colaboro en él, y siempre empiezo por la sección de espectáculos y la sección cultural, porque ya después encuentras todo el terror; es que llega un momento en que si tú te clavas en ese mundo sientes pánico de salir a la calle. Estamos rodeados de fieras, este es un zoológico donde las fieras andan sueltas. Vivimos en un mundo terrible, de locos, las fieras andan sueltas en la calle, el zoológico abrió sus puertas.

¿Es la realidad sólo de México?

Yo, de alguna manera, sí creo en la frase de André Malroux, que dice: “El siglo XXI será religioso o no será”, al final creo que sí tendremos que ver la salida. Hay dos grandes revoluciones que se tienen que realizar en el siglo XXI; una que ya se está manifestando claramente que es la revolución feminista. La revolución feminista nos va a cambiar brutalmente el mundo, sí, porque la liberación de la mujer va a ser algo que no sospechamos; y la otra revolución es el mundo de la espiritualidad, que espero que de alguna manera llegue a trasminarse a esta pobre realidad terrible.

¿Le interesa la política? ¿los políticos?

La política me da absolutamente terror, me da pánico. Estoy atento, pero como estoy atento a la página roja.

¿Y cómo mira este año electoral para México?

Soy muy escéptico por el loco que está en Estados Unidos. De alguna manera la locura se contagia y la locura es como una piedra en el agua que crea ondas y contagia a todo lo que está a su alrededor, entonces con ese loco allí soy muy escéptico ante lo que pueda pasar. Con ese loco allí no puede haber nada bueno en el mundo en general, y en México menos.

¿Qué necesitaríamos en México para contrarrestar esa locura, para enfrentarla?

Soy muy escéptico en ese sentido, creo que el daño ya nos lo está haciendo y que nos va a hacer más. Leí una encuesta de que el 40% de los norteamericanos creen que no termina su período, pero el daño que ya nos hizo y que nos va a hacer ése no tiene remedio, toda locura destruye; se trataba de tener un mundo en el cual construir, no destruir.

¿Y México frente en todo el continente, más allá de Estados Unidos?

Hay un escepticismo enorme porque como decía mi amigo José Emilio Pacheco: “Se ve mal pero se ve que se va a poner peor”. La verdad es que siento un gran escepticismo frente a todo, también con respecto al proceso que vamos a vivir. Siento escepticismo, creo que viene una época difícil.

¿La tenemos muy complicada?

La tenemos muy complicada, mucho más a veces de lo que suponemos; pero aquí está la lucecita chiquita que es el arte y que por suerte todavía hay personas, hay comunidades donde todavía prende la llamita que de alguna manera nos permite ver otras cosas, tener esperanza en otras cosas. Porque en un cuarto oscuro tú prendes una vela e ilumina, pero si prendes más velas se agrega la luz, entonces con que hubiera esa llamita estaríamos del otro lado. Ojalá.

¿Pero ante la terrible realidad usted tiene la literatura y la religión?

Claro, reitero la frase de André Malraux de que “El siglo XXI será religioso o no será”, a veces creo que más bien no será porque ya religioso no parece con los falsos profetas y con los que utilizan la religión como bandera política. Qué horror.

Yo por eso creo que un pintor, un poeta, un músico, un escritor, un cuentista, un novelista, de alguna manera nos abren una ventanita a algo más, y ese algo más es el otro mundo. ¡Qué aburrido si no! El otro mundo, cuando lo vislumbras y cuando lo supones, ya se vuelve un vicio, es una fuga como podría ser una droga.

¿Las fugas ascendentes y descendentes?

¿Sabes cuál es mi problema? Que creo en el mundo mágico. O sea, creo en todo lo mágico, lo único que me parece insoportable es la realidad real, esa me parece insoportable, todas las fugas son mejor. Claro hay fugas ascendentes y fugas descendentes.

Las fugas descendentes son las drogas, el alcohol, la política, los que están clavados en la política viven en un mundo plano, horrible, clávate en la política y será como sentir el desierto a tu alrededor. En cambio, hay fugas ascendentes como el arte, la literatura, la pintura, el espiritismo, el misticismo, la religión, la vida después de la vida. ¿Entonces cómo lo vivo? Pues lo vivo leyendo a autores que tienen que ver con eso, tengo un libro sobre Julio Cortázar que es mi maestro, y que si alguien creía todo eso era él. La vez que lo vi y que le hice una entrevista me habló de fantasmas y de los muertos. Luego ya se preocupó mucho por la política y eso, la verdad te confieso, me decepcionó.

Pero insisto, siempre tiene la religión, el misticismo, eso abunda en estos cuentos...

Bueno es que me interesa todo lo que tiene que ver con el ocultismo, el espiritismo, el misticismo, la religión y en este libro está muy concentrado todo eso, lo mágico, lo insospechado, lo que no calculas. Yo duermo poco pero mal, entonces íntimamente estos cuentos son inseparables de mi vida cotidiana porque están hechos con el verdadero pavor de las pesadillas y del insomnio.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses