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Mónica Lavín vuelve a la novela para contar las historias que le gustan, las que ocurren en la vida cotidiana y corriente, en las relaciones de familia y de pareja que tanto le gustan, las que trastocan la música y el amor, ese sentimiento que ha explorado en varias de sus historias. En su nueva novela, Cuando te hablen de amor, la narradora quiso adentrarse en las utopías amorosas y acercarse a la tristeza del amor, que es lo que le importa.

Su historia es aparentemente sencilla, dos mujeres se conocen; Maya es una joven a punto de casarse, y Eugenia es una viuda que vende vestidos de novia. Este contexto, donde está también un escritor cuyas ficciones se desarrollan en la novela, le sirve a Lavín para hablar de cómo ha cambiado la idea del amor, el matrimonio y las ilusiones en pareja en distintas generaciones, y cómo hoy en día los jóvenes han regresado a este rito donde ven la posibilidad de sobrevivir.

“¿Por qué, qué está pasando, qué necesitamos cuando volvemos al matrimonio? No sé, reflexiono en eso, creo que tiene que ver con que necesitamos construir utopías y la que más a mano tenemos es el matrimonio. Lo social no lo tenemos, hay un descrédito político, no creemos en las instituciones, entonces ¿en qué diablos creemos?, pues el amor quizás es el terreno que podemos moldear y entonces decimos ‘vamos a ritualizarlo de nuevo’”, señala la autora y colaboradora de EL UNIVERSAL.

Dice que quería encontrar el sentido del amor para Maya y para Eugenia, la idea de la búsqueda amorosa, la de los fantasmas que tienen que ver con el amor: del pasado en el caso de Eugenia y del futuro en el caso de Maya. “Yo quería hacer una novela que tuviera que ver con mi tiempo, con mi ciudad, con mi generación, que es la generación de los papás de Maya; que tuviera que ver con la generación de mis hijas y la de mis padres, realmente quería contar las circunstancias que yo he atestiguado, quería abordar esto de lo que hemos sido testigos, de cómo el amor y sus formas o la vida en pareja o la construcción de utopías ha ido cambiando. Yo quería hacer esta reflexión a través de todas las historias de estas generaciones, donde la misma Eugenia es una especie de bisagra que va viendo esto y va viendo diferentes generaciones de jóvenes que se casan”, señala la autora de Yo, la peor.

En Cuando te hablen de amor (Planeta), Mónica Lavín dice que quizás lo que dispara esta historia es algo muy elemental: la conversación con sus hijas y lo que observa que está pasando con los hijos e hijas de sus amigos, o con sus sobrinos porque ahorita están en el momento de las bodas, de esas grandes escenificaciones, de los meses dedicados a eso, y entonces se empezó a preguntar por qué la renovación del ritual matrimonial con una fuerza y con una especie de producción casi cinematográfica, sobre todo cuando su generación cuestionaba el lugar del contrato matrimonial.

“¿Dónde está la utopía amorosa?, ¿hay utopías en este mundo donde la vida no vale nada?, para parafrasear otra vez a José Alfredo Jiménez. No encuentro esa utopía amorosa, pero tenía que ver con esa reflexión sobre las miradas generacionales y sobre el desencanto por haber tenido una ilusión romántica y que no te puedas despegar de esa obsesión amorosa”, señala la autora que pertenece al Sistema Nacional de Creadores.

Mónica Lavín ha reflexionado también sobre lo que hemos perdido con lo digital. “Creo que lo digital nos ha desentendido de lo colectivo y comunitario en el sentido del ritual. Eso es algo que veo porque a mí me gusta el sentido ritual de la vida”, señala la narradora que asegura que esta novela le dio oportunidad de probar otros territorios de la escritura.

Reconoce que construir al personaje de Eugenia fue un trabajo interesante porque la gente mala es mucho más interesante novelísticamente que los bien portados. Esa rabia y sed de venganza de Eugenia le llamaban la atención. “Pero como para mí escribir es un acto de comprensión, cuando descubrí sus motivos, supe qué le había sucedido, quién era ella cuando era joven, la comprendí, fue algo que la novela me obligó a descubrir y entonces me reconcilié con ella y con que todo acto siempre tiene un motivo detrás que tiene que ver con sobrevivir. Aquí todos intentan sobrevivir al amor, todos somos sobrevivientes de las invenciones del amor”.

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