Una controversia surgida en Italia por la celebración en Francia del quinto centenario de la muerte del artista se convirtió en un ejemplo de la compleja relación entre los dos países en el terreno artístico, situada entre la estima y la rivalidad.

Todo parecía avanzar según lo previsto en un acuerdo alcanzado el año pasado entre los gobiernos f rancés e italiano, según el cual Italia prestaría sus cuadros de Leonardo da Vinci (1452-1519) al museo del Louvre de París para una gran exposición el otoño boreal de 2019 con motivo del 500 aniversario de la muerte del maestro del Renacimiento.

A cambio, el Louvre prestaría sus obras de Rafael (1483-1520) a un museo de Roma para una exposición organizada un año después para celebrar el quinto centenario de este otro genio de la pintura.

Leonardo Da Vinci, símbolo de la compleja relación entre Francia e Italia
Leonardo Da Vinci, símbolo de la compleja relación entre Francia e Italia

Foto: JEAN-PIERRE MULLER / AFP

Pero la nueva secretaria de Estado italiana de Cultura, Lucia Borgonzoni, decidió reexaminar los términos del acuerdo franco-italiano, que consideró "inconcebibles".

"Leonardo es italiano, en Francia solo murió [...] El préstamo de estos cuadros al Louvre dejaría a Italia al margen de un gran evento cultural", declaró Borgonzoni, miembro de la Liga, el partido de extrema derecha que llegó al poder el pasado junio.

"Dentro del respeto a la autonomía de los museos, el interés nacional no puede quedar en segundo plano, los franceses no pueden tenerlo todo", añadió la secretaria de Estado, quien considera que hay que "renegociar todo".

Este rifirrafe es una muestra de la compleja relación que tienen desde hace siglos Francia e Italia , donde se suele criticar "la arrogancia francesa".

"En el terreno cultural, al igual que en otros, la rivalidad entre las que se solían llamar 'las hermanas latinas' es innegable", explica a la AFP Jean-Yves Frétigné, coautor de "La France et l'Italie. Histoire de deux nations soeurs" ('Francia e Italia. Historia de dos naciones hermanas').

"Por una parte, Italia reivindica que es la hermana mayor porque, junto a Roma, es la matriz del arte occidental; y por otra, Francia tiene un sentimiento de superioridad respecto a su vecina", señala el historiador.

Las campañas de Napoleón, durante las cuales sus fuerzas se hicieron con cientos de obras de arte en Italia para alimentar los museos franceses, empezando por el Louvre, dejaron a los italianos con la sensación de haber sido saqueados.

Este sentimiento sigue alimentando en la actualidad muchos rumores, como el que asegura que la famosísima "Gioconda" de Leonardo da Vinci fue robada también por Napoleón Bonaparte.

Así, el robo de la Mona Lisa del Louvre en 1911 se explicaría por la hipótesis de que el autor de los hechos, un modesto obrero italiano, actuó por patriotismo para devolver la obra de arte a su tierra natal.

No obstante, hay consenso en que el propio Da Vinci vendió el cuadro al rey Francisco I (1494-1547), quien lo había invitado a alojarse en el castillo de Amboise, en el centro de Francia, cuando su vida tocaba fin.

"Aunque podría ser el símbolo de una amistad franco-italiana, Da Vinci es motivo de una lamentable polémica artística", deplora Jean-Yves Frétigné.

Leonardo Da Vinci, símbolo de la compleja relación entre Francia e Italia
Leonardo Da Vinci, símbolo de la compleja relación entre Francia e Italia

                                          Foto: JEAN-PIERRE MULLER / AFP

Para Eike Schmidt, director de la Galería de los Uffizi de Florencia, donde se conservan tres cuadros de Leonardo, lo que debe guiar cualquier decisión sobre si prestar cuadros o no debe ser "antes de cualquier otra consideración", especialmente política, su estado de conservación.

"Nuestros tres cuadros --'La adoración de los Magos', 'Anunciación', 'Bautismo de Cristo'-- están inscritos desde 2009 en la lista de obras que no se prestan".

"Precisamente el Louvre no deja que La Gioconda viaje, salvo contadas excepciones", como ocurrió en 1963 (cuando viajó a Estados Unidos) y en 1974 (a Japón).

"No es un capricho del director y creo que cuento con el apoyo de mis colegas franceses cuando aplicamos la misma regla a nuestros cuadros", precisa Schmidt.

akc

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