Descender de supervivientes del, una de las heridas más grandes de la humanidad y no poder comprender cómo, en el presente, algunos de los sobrevivientes de una historia de tanto dolor tomaron un camino que los lleva a perpetuar el genocidio es una duda que le genera incertidumbre a la directora, escritora y actriz Micaela Gramajo, quien hizo una adaptación de la novela "La excursión de las niñas muertas", de Anna Seghers, junto a la también directora y artista, Netty Radvanyi, bisnieta de la propia Seghers.

"La obra de teatro que estamos presentando no responde a esa pregunta, pero abona a la reflexión de la humanidad: ¿qué hemos hecho?, ¿qué hemos dejado de hacer?, ¿dónde no hemos aprendido la lección para evitar que estas cosas sigan sucediendo? Una de las consignas tras el holocausto era 'nunca más' ', pero era un 'nunca más para nadie', no para un grupo", continúa la también directora de la obra.

Para comprender la adaptación de Gramajo y Radvanyi hay que rastrear las circunstancias bajo las que Seghers escribió "La excursión", un relato que hizo en México, durante un momento de recuperación, en 1943, después de ser atropellada en Reforma y estar en coma. " Hay un delirio febril que le permite hacer un viaje a un momento clave de su infancia y, a partir de dicho momento clave, desarrolla, en una especie de destello, el destino cruel que tuvo cada una de su clase, vinculadas a la Primera y Segunda Guerra Mundial".

Lee también:

El punto de partida, continúa, fue la traducción que Claudia Cabrera hizo del relato, proyectado para publicarse con los sellos de Elefanta y La Cifra en junio o julio; a Gramajo y Radvanyi les preocupó conservar fragmentos del texto para que la "forma diciente" de Anna Seghers tuviera su presencia en la obra. "El relato plantea una existencia simultánea de tiempos históricos diferentes. No fue una adaptación fácil porque cuando surgió esta adaptación, la idea era que el público no estuviera sentado en una butaca, que estuviera en movimiento. La obra es una excursión, un paseo y el corazón del relato son las guerras, los destinos atroces de la gente en la guerra, pero también el exilio y los desplazamientos forzados".

Radvanyi precisa algo fundamental: la novela original sucede en dos épocas, pero ellas agregaron una tercera capa, la del presente, para que ambas —Netty, como la bisnieta de Seghers, y la propia escritora— pudieran dialogar, debido a ciertas similitudes que comparten. Ambas tienen el mismo nombre —Netty Radványi fue el nombre civil de Seghers—, llegaron a la misma edad a México en contextos históricos diferentes. Netty, la Netty del presente, viajó para rastrear la historia de su bisabuela y terminó viviendo en México, explica Gramajo. "Queríamos que las dos Nettys se encontraran y dialogaran en el tiempo. No hubiera sido lo mismo si lo hubiera hecho cualquier persona que no fuera la bisnieta de Seghers".

Dialogar sobre los estragos de la guerra hoy resulta imposible sin ver lo que está ocurriendo, con todo lo que tiene de delicado, dice. "Cuando Seghers nos presenta a estas niñas y las podemos ver jugando en el subibaja, al mismo tiempo sabemos el destino cruel que tendrán. Son personajes que están muertos, no sólo porque el tiempo ha pasado, sino por las cosas atroces que les pasaron y se vinculan con la brutalidad de la guerra. El mundo atraviesa un contexto de un genocidio atroz y nosotras somos de origen judío, de familia judía que sobrevivió al Holocausto. Nos parece especialmente pertinente preguntarnos qué nos toca, como humanos antes que nada y como judías — aunque crecimos en continentes diferentes —, en el sentido de venir de familias no religiosas, no sionistas, comunistas-socialistas, que decidieron no migrar de Europa del Este a Israel. Sabemos que cada genocidio es diferente, pero para nosotras era importante señalar ciertas similitudes que nos ayuda a entender las cosas".

Radvanyi concluye: "Para nosotros es importante que la gente sea consciente de que no toda la gente de origen judío es sionista o proisraelí. Anna Seghers y su marido no eran sólo judíos, sino antifascistas y hoy ha vuelto el fascismo en muchas partes del mundo".

"La excursión de las niñas muertas" es una coproducción de Ohtli Producción A.C., Patronato de la Industria Alemana para la Cultura A.C., y Museo Universitario del Chopo. En escena están Regina Flores Ribot, Ana Cortina Zirpins, Erik Gutiérrez Otto, Rubén Casas, Netty Radvanyi y Micaela Gramajo.

La obra se presenta del 24 de febrero al 17 de marzo, los sábados y domingos, a las 19:00 horas. La entrada es libre, hay que reservar el acceso al correo (cada entrada es individual). El cupo es limitado. La locación donde la obra se presenta es una casa en la Santa María la Ribera, cuya dirección se revela sólo con el acceso.

Lee también:

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios