"Ver cómo subía la escalera, verla bajar y luego cómo proyectaba la voz a los 95 años, mejor que todos los que han hablado, es algo increíble". Así se expresaba Nuria Flo, la nieta de Ida Vitale , que hoy no paraba de llorar mientras su abuela recogía el Premio Cervantes.

Una circunstancia, que Ida Vitale reinterpretó con mucho humor diciendo a los periodistas, tras romperse el protocolo y en medio de los corrillos: "ellas creían que me moría de ésta".

Y es que hoy la ceremonia de entrega del Premio Cervantes a la poeta uruguaya Ida Vitale estuvo marcada, además de por la lluvia, un elemento fundamental en su obra, por la humanidad, humildad y el agradecimiento que ha mostrado en todo momento la autora de "Luz de esta memoria".

"Es la humildad uruguaya", recalcaba la nieta de Vitale, que entusiasmó a todos los asistentes al acto en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) también por su vitalidad y la profundidad de su discurso, como señaló la poeta y directora General del Libro, Olvido García Valdés.

Así es que haciendo guiños, incluso a los reyes, llevándose las manos al pecho constantemente y dando las gracias, se metió en el bolsillo a todos los invitados, que le regalaron un intenso aplauso.

Vestida con un abrigo negro y una bufanda blanca, elegante y con frío, Vitale explicó durante su discurso, con voz firme y sin gafas, su entusiasmo por la pareja española (Sancho y Quijote ) "tan tiernamente compatible..., ese Quijote y ese Sancho que hablaban de otra manera que acepté de inmediato, como un lenguaje que integraba a un mundo en el que, sola, me sentía acompañada, capaz de manejarme con él como si fuese el mío propio".

Subida al atril -"cuando iba subiendo las escalera me caía de espíritu", recordaba después la poeta-, su discurso estuvo lleno de referencia a autores, como Garcilaso, Dante y Homero, y leyó un poema de Baudelaire en perfecto francés.

Pero Vitale, tras halagar el discurso del rey y del ministro de Cultura, José Guirao, sí que dijo que había echado mucho de menos a Machado, "no lo ha mencionado nadie", se lamentó.

"Juan Ramón Jiménez, me inspiraba respeto, pero Machado era cariño. Era una especie de abuelo para mí", comentó feliz en medio de los besos y abrazos que recibía de familiares (llegó con su hija Amparo Rama y sus nietas), amigos, escritores, o el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.

Y fue García Montero, quien hoy al entrar en el Paraninfo hizo referencia a la lluvia y la relación con la autora de "Cada uno en su noche".

"La lluvia en Ida es importante porque para ella es muy importante la naturaleza, y ese estado de animo se hace conceptual cuando se medita en su poesía, donde está muy presente también los animales, las plantas, los cambios climáticos y siempre como camino de reflexión porque es una poesía intelectual que consigue equilibrar sentimiento y razón ", subrayó Montero.

"Una lluvia de un día puede no acabar nunca/ puede en gotas, en hojas de amarilla tristeza/irnos cambiando el cielo todo, el aire...", dice un poema de Vitale, que hoy parece resultar premonitorio, porque esta hacedora de una poesía con "un lenguaje intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo", como señaló el jurado al fallar su premio, estaba llena de luz.

"La poesía de mi abuela me gusta mucho, pero a veces es difícil", subrayó la nieta, para quien la abuela que mas le gusta es "la del sentido del humor y la que "improvisa".

Y eso de improvisar lo hizo hoy bastante Vitale , porque cuando ya había acabado su discurso de agradecimiento ha pedido perdón por "la osadía" de meterse en el Paraninfo para hablar de Cervantes.

En cuanto al humor y sin quererse meter en la política española, sí que deseó que la ultraderecha el día de las elecciones generales -este próximo domingo- se quede enferma en la cama

akc

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