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Entre las piezas que integran el acervo completo del poeta libanés Gibran Kahlil Gibran, que se expone de forma permanente en el Museo Soumaya de Plaza Carso —aunque parcialmente por el mantenimiento de los objetos—, no sólo se encuentran los cinco manuscritos de El Profeta, o textos inéditos como las obras de teatro El hombre inadvertido y La Banshee, sino también artículos personales, como su correspondencia, su caja de acuarelas, su propia máscara mortuoria, una hoja de cedro de Líbano que usó como separador y el manuscrito de El Loco, que el año pasado celebró 100 años desde su aparición.

El recinto expone poco más de 100 objetos, pues las piezas “se van rotando por cuestiones de conservación”, asegura Alfonso Miranda Márquez, director del Museo Soumaya.

Para preservar el acervo del poeta hay seis expertos en restauración que conforman el equipo de laboratorio, y se especializan según los distintos materiales de cada objeto.

“La mayoría de nuestros expertos son mexicanos egresados de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía Manuel del Castillo Negrete. Tenemos un experto en papel, en óleo sobre tela, en dibujo, en textiles… hay que entender las cualidades químicas y físicas de cada objeto para poder aplicar las técnicas”, indica Miranda Márquez. Los especialistas revisan las piezas continuamente y el lapso en que se restauran depende de cada una.

Los manuscritos, cartas y borradores permanecen legibles. Aunque algunos tienen más de 100 años de antigüedad, es posible apreciar la caligrafía del poeta, en inglés y en árabe, y además están acompañados de su sobre correspondiente, con sellos.

Mientras que los textos mecanografiados, como las obras de teatro inéditas, se conservan sin manchas ni deterioro significativo; y los libretos están íntegros.

Faceta poco conocida. Incluso las pinturas realizadas por Gibran, que antes de ser obtenidas por la Fundación Carlos Slim se encontraban con dobleces y pliegues, dice Miranda Márquez, fueron restauradas y acondicionadas para su exhibición.

Esos cuadros forman parte de una faceta menos conocida de Gibran:la de pintor, que surgió a partir de su estancia en París, promovida por su musa y mecenas, Mary Haskell.

“Los óleos nunca fueron considerados por el propio Gibran como piezas acabadas; hay muy pocas obras firmadas por él, y prácticamente quedaron sin publicar, estuvieron doblados y con pliegues, sin enmarcar”, cuenta Miranda Márquez.

Actualmente, las obras pictóricas del poeta se muestran enmarcadas y sin rastros de pliegues.

Desde que el acervo fue adquirido por la Fundación Carlos Slim en 2007, se han sumado a la colección unos cuantos objetos: “Hemos adquirido alguna carta más, y completamos el fondo con el libro donde están los discursos de los presidentes de Estados Unidos, donde Kennedy lo refiere en su discurso”.

El costo del acervo no fue revelado por la Fundación; al respecto, Miranda Márquez argumenta que lo importante es su valor simbólico. “No vamos a compartirla (la cifra) porque el valor fundamental es esto (la colección), son los valores y las lecciones de Gibran”.

Y añade: “El valor y el costo son distintos. El valor es lo fundamental, y no hay que pervertir la ecuación. Conservar la unidad, los objetos como los libros de dibujos, notas y fotos; ese es el valor trascendente de la colección. El resto no es significativo”.

Reconocido internacional. La vida y obra del poeta ha sido objeto de estudio en todo el mundo. De acuerdo con Miranda Márquez, hay más de 100 investigaciones acerca del archivo de Gibran Kahlil. Cuenta que estudiosos de varios países se ha acercado a estudiar su obra: de Líbano, Francia y Estados Unidos; en México, por parte de la UNAM y de El Colegio de México (Colmex), entre otros.

“Hay muchísimas investigaciones sobre Gibran, incluso por la viuda de Kahlil Gibran, el ahijado, ella emprendió una labor y estamos contribuyendo a hacerla. Vienen a hacer estudios sobre Gibran o a completar información que les ayuda en sus investigaciones”, resalta.

Entre los expertos en la obra de Gibran está Alexandre Najjar, de Líbano, quien mantiene contacto con el Soumaya para estudiar el acervo; y en México, Patricia Jacobs Barquet y Carlos Martínez Assad son dos investigadores que analizan el trabajo del poeta.

En lo referente a exposiciones, se han realizado programas itinerantes en Mérida, Querétaro y en la Ciudad de México, en el Museo Soumaya.

El acervo también ha sido parte de publicaciones en todo el mundo, principalmente en EU, Francia y Líbano. Sin embargo, las piezas nunca se han trasladado a otros países.

Y en México, para que el público lo conozca más, el Soumaya ha emprendido diversas estrategias de difusión, las cuales incluyen libros, revistas y redes sociales. También imparten talleres en escuelas y promueven el acercamiento con jóvenes.

Además está disponible el acervo digitalizado, que es otro trabajo de conservación, en el sitio gibrankgibran.org. Ahí se pueden apreciar los manuscritos, pinturas y otros objetos. “El fin de esto es que no se manipule el objeto, sino que se pueda ver desde cualquier latitud y apreciar en alta resolución. El micrositio se puede traducir al español, al inglés (idioma en el cual fueron creados la mayoría de los manuscritos), y al francés”, dice.

El acervo de Gibran Kahlil, que incluye los derechos sobre su obra, fue obtenido por Fundación Carlos Slim en 2007, cuando el sobrino y ahijado de Gibran, llamado también Kahlil Gibran, contactó a la Fundación para ofrecer la colección con el fin de difundir las obras en un recinto.

Recientemente, el Museo Soumaya-Fundación Carlos Slim adquirió también el acervo de Guillermo Tovar de Teresa (biblioteca, fototeca y pinacoteca del historiador mexicano), cuya casa en la colonia Roma es ahora la tercera sede del Soumaya.

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