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Debajo de las luces de Nueva York hay un movimiento de son jarocho que empieza a sonar cada vez más fuerte y uno de sus intérpretes más importantes es Radio Jarocho con su música alegre del campo de Veracruz que ha estado mezclando con los sonidos de la vida urbana de la Gran Manzana durante más de 10 años.

A esta agrupación de mexicanos en el que también hay colombianos amantes de México, se ha unido una leyenda del son jarocho, Zenen Zeferino, y juntos han creado el disco Ríos de norte y Sur, que une el son tradicional con su fandango, tierra, mar y jolgorio, pero también con la melancolía de los que han cruzado al otro lado del río, de los que se han ido del país y hoy están en cualquier parte.

El son jarocho, dice el sonero mexicano Zenen Zeferino en entrevista desde Nueva York, se ha relacionado con el ballet folclórico, por eso desde hace más de 30 años hay un movimiento de músicos que buscan reivindicar esta música tradicional desde la raíz, la tarima y el verso.

“El son jarocho está abriendo el camino a distintos escenarios tanto locales como internacionales. Ahora mismo puedes escuchar son jarocho en Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia. Lo que nosotros tocamos no es la música que se escucha en la danza folclórica, sino la que nace en los fandangos, en la fiesta tradicional de nuestros los pueblos; de modo que hemos ido recuperando nuestro identidad y ha sido una labor muy importante. Somos ya la tercera generación que reinvindica el sotavento veracruzano”, cuenta Zeferino.

Y agrega: “El son jarocho ha acompañado a movimientos sociales importantes, hay muchos músicos mexicanos que están participando en la lucha por defender la vida y la naturaleza; están haciendo reflexiones sobre los caminos hacia la protección del entorno y sobre los sucesos políticos. Llegar a las comunidades que están haciendo son jarocho en Estados Unidos es encontrarte con un grupo que ha sido desplazado de México y estos núcleos poblacionales están absorbiendo las tradiciones. Esto es lo que ha pasado con Radio Jarocho, conmigo y con muchos otros que han tenido que emigrar”.

El sonero nació en Jáltipan de Morelos, Veracruz, en el seno de una familia de versadores y cantadores, que por varias generaciones han cultivado esta forma de expresión musical y poética; ha participado como músico invitado de Tembembe Ensamble Continuo y se ha presentado en numerosas ocasiones en festivales alrededor del mundo.

“El espíritu fundamental del son jarocho es tejer las redes frente al ataque de cualquier índole, desde el homofóbico hasta la xenofóbico. Los pueblos están ocupando la música tradicional veracruzana para manifestarse”, añade Zeferino.

En Nueva York, dice, se ha encontrado con una comunidad que está abriendo el corazón a la música de México, y es así en buena medida gracias a la labor de Radio Jarocho, grupo que llegó a esa ciudad hace 10 años y desde entonces se ha dedicado ofrecer conciertos de son jarocho en Estados Unidos.

“Tenemos varios años tocando y picando piedra, hemos estado lejos de la raíz de algún modo, pero con Zenen nos hemos reencontrado. Uno de los principales mensajes que tenemos en el disco son las conexiones que existen entre Veracruz y Nueva York, entre México y Estados Unidos. Ha habido tanta conexión a través del agua, de los ríos, de los mares y nos gusta pensar que el agua no conoce de muros. Hoy, cuando la administración de Estados Unidos quiere un muro, lo que nosotros decimos es que la música nos conecta”, dice Julia del Palacio, cantante de Radio Jarocho.

Tierras conectadas. El camino que han andado estos soneros ha sido largo, han sido invitados a participar en programas de radio y TV en Nueva York, incluido The Untitled Action Bronson show, Paste Magazine y Democracy Now! Su disco ha recibido excelentes reseñas, incluida una de la Radio Pública Nacional en EU.

El disco tiene temas como “El palomo”, “El misterio”, “La vieja”, “Conga de San Benito”, “Chile” y “Cascabel” y se encuentra en plataformas como iTunes y Spotify.

“Hay activistas sociales y políticos que han echado mano del son para expresarse, hace poco vi un video de músicos que estaban cantando son jarocho afuera de un centro de detención de migrantes. Ahora mismo hay una preocupación enorme por lo que está pasando, hay terror ante la separación de las familias. El son es para expresar ideas, pero también hay otras comunidades que no pueden echarse la luz encima; en este sentido, nosotros, como grupo, hemos tratado de expresar, más bien, el amor por la tierra, la nostalgia por México, nuestro cariño por la gente que nos ha recibido en Estados Unidos. Lo que podemos destacar es que el son está sirviendo para expresar muchas ideas y sentimientos”, agrega Julia.

Y así cantan los veracruzanos que bailan al son de Radio Jarocho y Zenen Zefeino: “Vi una lady que yo conocía, allá por Manhattan un burro tenía. Cada vez que la lady viajaba el burro gritaba y así le decía: ‘surundaca, surundaca que sucurundé, que me gusta, que me gusta, el burrito de usted’. Las plumas que a mí me dieron saben remontar alturas, hay tantas que se perdieron entre las nubes oscuras, estas que traigo volvieron rebozantes de frescura”.

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