El 30 de junio de 1520, por única ocasión, las fuerzas mexicas pudieron doblegar a los españoles y sus aliados. Por esa derrota, Hernán Cortés habría llorado en un ahuehuete y aunque ese mito ha sido desmentido por historiadores y arqueólogos, actualmente existe la Plaza de la Noche Triste, ubicada en la Calzada México-Tacuba 453, colonia Popotla, alcaldía Miguel Hidalgo, a la que se le quiere cambiar el nombre a Plaza de la Noche Victoriosa, esto tras una orden de la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum.
Ahora la discusión de ese cambio está en la Comisión de Nomenclatura, organismo dependiente de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), pero esa acción no ha sido recibida bien por todos los vecinos, pues consideran que hay otros temas como la pandemia de Covid-19, en los que debieran concentrarse las autoridades.
En el marco de los 500 años de la caída de Tenochtitlán, sin consultar a los colonos ni a los comerciantes, el gobierno capitalino publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México el cambio de nombre de avenida Puente de Alvarado por México-Tenochtitlán. Ahora se pretende hacer lo mismo con la plaza de la Noche Triste. El tema no es reciente, pues desde hace 10 años, esa modificación es promovida por un grupo de personas encabezadas por Alejandro Arias, quien vive en la calle Mar Adriático, en la colonia Popotla, desde hace 40 años.
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“Desde hace 10 años trabajamos por esa necesidad de cambiarle nombre a este lugar. Reconocemos que la historia la escribieron los vencedores. Esto salió de la comunidad, ¿por qué llamar Noche Triste a algo que fue de Victoria para nuestros antepasados?”, cuestiona Arias, quien cuenta que ha trabajado con el gobierno desde 2009, cuando era diputado Víctor Hugo Romo —morenista que perdió en los comicios de julio pasado para ser reelecto como alcalde de la Miguel Hidalgo—.
El trabajo de Arias lo llevó a fundar desde hace ocho años el Centro Cultural Árbol de la Noche Victoriosa, que está detrás del ahuehuete donde supuestamente lloró Hernán Cortés, en la que hoy es la manzana ubicada entre la avenida México Tacuba y las calles laterales Instituto de Higiene y Mar Blanco, en tanto que la calle trasera se llama Noche Triste. A esta última, declara Arias, no se le cambiará el nombre.
Ahí vive Mario Flores, quien da su opinión: “Cualquier persona que haya leído una monografía te va a decir que no fue Noche Triste ni Noche Victoriosa, es un nombre que se le dio a una batalla. No es que nos identifiquemos con los españoles al decirle Noche Triste, y Noche Victoriosa si está aludiendo a que nosotros los mexicanos ganamos; esa es una visión triste y miope de la realidad porque nosotros no somos aztecas, no hablamos nahuátl, nosotros somos mexicanos. Espero que no cambien el nombre de la calle porque sería por un capricho político, ideológico e innecesario que yo tuviera que cambiar la INE y todos mis documentos. Ojalá tuviera yo la falta de trabajo de estas personas para ponerme a pensar en estas pendejadas”.
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Discusión histórica
En una conferencia el 13 de julio, las autoridades argumentaron que el cambio de nombre de la plaza de la Noche Triste se daba porque en el Archivo Histórico de la Ciudad de México encontraron un documento en el que se lee “...en la memorable Noche Triste para los españoles y de completa gloria para los valerosos mejicanos”.
El documento originalmente fue catalogado con el número 7. Contiene la explicación de Tiburcio Montiel, gobernador de l entonces que hizo un recorrido a la municipalidad de Tacuba e instruyó que se diera cauce a una solicitud emitida por una Junta de Mejoras del Pueblo, en las que se pedían reparaciones en la iglesia, construcción de escuelas e infraestructura como drenaje.
“Esa junta solicitó que se construyera un monumento, es decir una barda perimetral para el ahuehuete. El gobierno aportó el fierro que provenía de la reorganización de la cárcel de Belén, que fue fundido y de ahí se obtuvo la reja para el ahuehuete”, explica López.
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En el expediente firmado por Antonio Cañas, juez menor de Tacuba, “una figura de autoridad comunitaria que solía ser un vecino prestigiado”, quedó constancia de que Montiel pidió a ese juez que realizara una investigación en el pueblo de Popotla para determinar la autenticidad del ahuehuete y de la piedra.
Cañas documentó que diferentes pobladores de aquella época reproducían la idea de que en el ahuehuete, Cortés lamentó su derrota la noche del 30 de junio de 1520.
Pero no se cuenta con evidencia de que así haya sucedido, se le plantea a Juan Gregorio López: “Los historiadores hemos sido preparados para repetir las palabras de los poderosos. (El hallazgo de este documento) nos permite documentar que al menos desde 1872 hay una consciencia popular que no coincide con la narrativa de los conquistadores, ni de sus descendientes de los criollos y que hay una visión de los indios, de los pueblos originarios distinta a esas dos”.
“Me parece un poco ocioso buscar un papel del siglo XIX para justificar el cambio. La nomenclatura de las calles siempre depende más de la época en la que se decide que de los acontecimientos históricos a los que se hace referencia. En efecto, la Noche Triste es triste para el ejército español y sus aliados indígenas y fue de victoria para los mexicas y sus aliados. Creo que las autoridades actuales no necesitan ningún otro pretexto para hacer el cambio”, sostiene Alfredo Ávila.
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Agrega que “en el siglo XX, el nacionalismo mexicano se asumió como heredero de los mexicas, no de los demás grupos indígenas. El actual gobierno recuperó el discurso nacionalista de mediados del siglo XX, así que es comprensible que hagan ese cambio. No se quieren percatar de que el 30 de junio de 1520 también fue una noche triste para tlaxcaltecas, totonacas y otros aliados de los españoles”.
“Me parece un poco ocioso buscar un papel del siglo XIX para justificar el cambio, las autoridades no necesitan pretexto para hacer el cambio”. Alfredo Ávila. Historiador
Actualmente, la discusión para este cambio está en la Comisión de Nomenclatura, presidida por el titular de la Seduvi, Carlos Alberto Ulloa, e integrada únicamente por funcionarios, entre ellos, los titulares de la secretarías capitalinas de Gobierno, Salud, Inclusión y Bienestar Social, y Administración y Finanzas.
En la Gaceta de la Ciudad de México del 4 de junio pasado se publicó el Aviso con las Reglas de Operación y Funcionamiento de la Comisión de Nomenclatura. Ahí se detalló que la Comisión “podrá tener invitadas e invitados especiales y permanentes, con voz, pero no voto” del INAH, INBAL, el Consejo de la Memoria Histórica de la Ciudad de México, el Servicio Postal Mexicano, El Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México y El Colegio Nacional de Ingenieros Arquitectos de México.