Hace un año, Nicanor Parra hizo mutis por el foro de la poesía y falleció oficialmente a los 103 años, y aunque no se ha cumplido su aviso de "Voy & Vuelvo", el creador de la Antipoesía sigue vivo en medio de disputas familiares, homenajes, publicaciones y hasta rencillas literarias.

El ganador del Premio Cervantes (2011) y de otros galardones murió el 23 de enero de 2018 en su casa santiaguina de La Reina y fue sepultado dos días después en el patio de su morada de Las Cruces , donde vivió durante largos años junto al mar.

Fue profesor de física, pero más que nada un creador que rompió los esquemas de la lírica chilena al proclamar en 1954 que durante 50 años la poesía había sido "el paraíso del tonto solemne", e invitó a subir a su montaña rusa "si quieren, pero no se quejen si después bajan echando sangre de narices".

Ahí condenó, aunque "con respeto", a la "poesía de pequeño dios", a la "de toro furioso" y a la "de vaca sagrada", en inequívocas alusiones a Vicente Huidobro, Pablo de Rokha y Pablo Neruda, respectivamente, tres grandes poetas de Chile.

Desde que Nicanor Parra partió, se han publicado al menos seis libros sobre su vida y obra, entre ellas un perfil biográfico, una antología en portugués, un inventario de su archivo y reediciones de algunos de sus libros.

Sus creación irreverente y rupturista es hoy en día estudiada en universidades de más de un continente y se le reconoce que a través de sus versos la poesía "perdió la inocencia y ganó la calle (Julio Ortega, Universidad de Brown).

Este miércoles se inauguró en la Biblioteca Nacional la exposición "Nicanor Parra: 1914-2018", con libros, facsímiles, fotos, materia audiovisual, y primeras ediciones de sus obras.

En tanto, sus hijos mayores, Catalina y Alberto, mantienen acciones judiciales contra sus hermanos menores Ana Francisca, Ricardo, Juan de Dios y Colombina para tratar de anular el testamento del poeta, por considerar que lo firmó cuando no estaba en sus cabales. Han logrado que las casas del poeta permanezcan selladas desde octubre pasado.

En ese testamento, Parra designa su principal heredera y albacea a Colombina, que junto con negar lo anterior asegura que su afán no es apropiarse de la herencia, sino crear una fundación que administre los bienes y convierta las casas en museos para preservar su obra.

Las controversias saltaron en los últimos días al plano literario, cuando el poeta Raúl Zurita habló mal de Nicanor en una entrevista con el diario La Tercera, en la lo definió como "un tipo fregado, complejo, siempre hablando de sí mismo", "mala persona" y que fue "juntista" (partidario de Pinochet).

Colombina montó en cólera y publicó en las redes sociales una respuesta en la que le dice a Zurita: "él te da cuarenta mil patadas con un solo artefacto (poema breve)".

"Dices que eras amigo, yo te digo que no sé si tanto. Dices que te copiaba los poemas, yo te digo que nunca tanto. Dices que era juntista, yo te digo que estás equivocado. Muy, muy equivocado", agregó.

"No porque me digas que soy dulce voy a pasar por alto que digas que mi padre estaba ido (demente)" acota y dispara: "Tú no quieres que Parra siga ahí entorpeciendo tu camino (...). Se te nota demasiado que Parra te estorba (...). Tú necesitas miles de páginas para mostrar el peso de tu obra, de la que solo se salvan las vacas", concluye.

Zurita, ganador del Premio Nacional de Literatura (2000) y del Pablo Neruda (2016), replicó: "¿Sabes? Pensaba escribir una carta aclaratoria porque no me expresé bien (el periodista no tergiversó nada) y excusarme, pero después de leerte desistí. Lo hecho está hecho, y lo dicho, dicho está", aunque después pidió disculpas.

"Te pido disculpas por haberme explicado mal (...) Como imagino que esto es un final, me despido de ti, 'sweet' Colombina, deseándote lo mejor en cada día y en cada segundo de tu vida".

Parra, que una vez instaló en La Moneda, sede del Gobierno, una exposición que mostraba ahorcados a todos los presidentes de Chile, ya en su "Obra Gruesa" (1969) dejó sus "Últimas Instrucciones" para el día de su muerte: "Malditos si me velan en el Salón de Honor de la Universidad o en la Casa del Escritor"·

Pidió además incorporar a las exequias cuatro objetos: unos zapatos de fútbol, una bacinica floreada, sus gafas negras y una Biblia.

"Terminado el velorio quedan en libertad de acción. Ríanse -lloren- hagan lo que quieran, eso sí que cuando choquen con una pizarra guarden un mínimo de compostura: en ese hueco negro vivo yo".

En lontananza, sin embargo, parecen asomar algunas luces, pues según dijo a El Mercurio el abogado Luis Valentín Ferrada, representante de Colombina y demás hermanos menores, el próximo marzo debieran abrirse las casas y la Fundación Nicanor Parra comenzará a tomar forma.

akc

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