Las inquietudes artísticas de Enrique Echeverría, entre 1941 y 1972, se recogen en la exposición que presenta el Museo de Arte Carrillo Gil.

Con ojos puramente plásticos y mirada universal. Enrique Echeverría deja ver una faceta inédita de este artista de la Ruptura, nacido en la Ciudad de México en 1923 y fallecido en 1972. Se trata de su faceta como dibujante y se presenta a través de una exposición integrada por 123 piezas, entre acuarelas, collages, gouaches, pasteles, óleos, tintas y acetografías.

A los 20 años, Echeverría dejó sus estudios para dedicarse a la pintura y se integró a los talleres del pintor y refugiado español, Arturo Souto, en donde permanecería hasta 1949.

Junto con Vlady, Héctor Xavier y Alberto Gironella, fundó la Galería Prisse. En su trayectoria obtuvo una beca del Instituto de Cultura Hispánica para realizar estudios de pintura en España; en 1954 y, junto con Víctor Trapote, Alberto Gironella, José Luis Cuevas y Pedro Coronel, creó la Galería Proteo. en 1957 obtuvo la beca de la Fundación John Simon Guggenheim y en 1962 obtuvo el premio del Salón del Paisaje y participó en la Sexta Bienal de Sao Paulo.

La selección y curaduría de la exposición fue realizada por la galerista Ester Echeverría, viuda del artista, quien hace unas semanas, durante la presentación de la exposición a los medios, dijo que el objetivo de la misma fue “mostrar el trabajo que no se ha visto, sus iniciales dibujos, su obra temprana y sobre todo la hecha en papel. Se exhibe la inquietud que tuvo de buscar nuevas maneras de expresión dentro del arte ya que nunca se sintió cómodo con una fórmula, siempre estuvo buscando una manera diferente de decir sus cosas.

La muestra —informó el Museo Carrillo Gil— incluye acuarelas, dibujos (hechos con carboncillo, bolígrafos, grafito y lápices de colores), collages, gouaches, pasteles, óleos, tintas y acetografías (que sobresalen por ser una técnica inventada por él), además de documentos personales, cuadernos de dibujo, la fotografía “Retrato de Enrique Echeverría”, de Héctor García, así como caricaturas.

“Él tenía fama de ser un hombre sobrio, serio y lo era, pero también poseía un gran sentido del humor que muestra en las caricaturas protagonizadas por Don Cheve que fueron publicadas en EL UNIVERSAL e inclusive se utilizaron para promover una marca de leche norteamericana”.

La muestra está organizada en los núcleos años formativos (1943-1954); las búsquedas; los paisajes interiores los organigramas o flores imaginarias, y el regreso al origen (1970-1972) producto de su último viaje a España y en donde refleja una constante nostalgia por sus raíces.

Algunas de las obras que destacan son Soldador, El columnista periodiquero, El flautista, Pío Baroja y Reminiscencia de paisaje.

La exposición está en el Museo de Arte Carrillo Gil en Avenida Revolución 1608, San Ángel; abierto de martes a domingo.

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