La liberación de las complejidades del color y su uso como decisión propia a lo largo de la historia del arte centran una nueva exposición en la National Gallery de Londres , que invita a viajar por "un mundo de luz y sombra".

En palabras del director del museo, Gabriele Finaldi, la muestra, que recoge obras pictóricas del centro y creaciones procedentes de todo el mundo, desvela "la mecánica del color y la dualidad del blanco y negro" a lo largo de 700 años .

La exposición, que abrirá sus puertas desde el 30 de octubre hasta el 18 de febrero, ofrece un recorrido por siete salas que aglutinan pinturas sobre cristal, cerámica, seda, madera y lienzo desde la Edad Media hasta nuestros días, ofreciendo un repaso cronológico de la técnica monocromática.

Entre el medio centenar de obras expuestas, se pueden apreciar cuadros de maestros clásicos como Jan van Eyck, Albrecht Dürer , Rembrandt van Rijn y Jean-Auguste-Dominique Ingres , así como creaciones de artistas más recientes, entre los que destacan Gerhard Richter, Chuck Close y Bridget Riley.

En la presentación de la exhibición a los medios de comunicación, un de las principales comisarias de la muestra Jennifer Sliwka explicó que el hecho de trabajar en un solo color "permite experimentar con la forma y la impresión de marcas, así como con los significados simbólicos".

Mediante la práctica monocromática, los artistas intentan imitar o crear sus obras a partir de otros medios artísticos, primero la escultura y más tarde la fotografía, jugando con las sombras y las diferentes tonalidades de un mismo color.

El visitante puede observar en el tramo intermedio de la exposición varias pinturas que parecen esculturas y, más adelante, varios lienzos que nacen de la fotografía, algunos de ellos buscando la "objetividad" inherente en este nuevo medio del siglo XIX.

Entre ellas, se encuentra una obra del pintor Gerhard Richter, en la que usó una fotografía de prensa de una prostituta asesinada como base para pintar "Helga Matura con su prometido", una creación difuminada con grises que representa, según el autor, "el color idóneo para la indiferencia".

La pintura monocromática en blanco, negro y gris, también conocida como grisalla, se desvincula en la Edad Moderna del uso subsidiario que tuvo durante los inicios de la Edad Media para adquirir un rol equivalente al de cualquier otra obra, explicaron los expertos.

De hecho, varias obras situadas en el inicio de la exhibición muestran como las primeras pinturas realizadas en grisalla fueron creadas durante los siglos XIV y XVI con fines devocionales, para eliminar distracciones y centrar la mente.

También se usaban como esbozo o para representar cambios en el tiempo y dotar de solemnidad algunas escenas, como en la representación del nacimiento de Cristo realizada por Hans Memling , en 1478, y recogida por el museo.

En una sala contigua, se expone "Odalisque in Grisaille" de Jean-Auguste-Dominique Ingres, que yace como portada de la exposición, donde el artista consigue dotar la obra de significado a través de pequeñas variantes cromáticas, en este caso, para dar sensualidad al desnudo.

El recorrido concluye con unas salas dedicadas al arte abstracto, en las que se refleja la culminación de la transformación del uso monocromático en la Edad Contemporánea.

Entre ellas destaca la sala del artista abstracto Olafur Eliasson , una habitación vacía bañada con una potente luz anaranjada, y que tiene como objetivo reducir la existencia a un sólo color para apreciar y percibir con mayor nitidez el espacio y la gente presente.

nrv

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