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Moisés Cosío, productor de cine, mecenas, patrono de los museos Universitario de Arte Contemporáneo y Tamayo, y creador de espacios como la Fundación Alumnos 47, será reconocido este siete de septiembre con el premio Montblanc de la Culture Arts Patronage.

“Estoy muy agradecido con el reconocimiento. El patronaje y la filantropía muchas veces no se reconocen sino que se ven mal. Para muchas personas es difícil entender lo que es invertir en algo que no sea un negocio o dar algo sin nada económico de vuelta. ‘¿Qué hace este tonto tirando dinero?’ Muchas veces, es difícil en una sociedad ultracapitalista comprender algo sin un retorno económico”, dice Cosío en entrevista en su oficina en Paseo del Pedregal, donde abrió un área de exhibición para artistas emergentes, Pantalla Blanca, y donde el ruido de las máquinas adelanta un nuevo espacio para la cultura: el Instituto Mexicano del Bien y del Mal.

“Me gustaría decir que éste no es un reconocimiento personal, ha habido una serie de personas, eventos y situaciones que han culminado en este reconocimiento”.

Cosío hace ocho años inició esta labor de impulso a instituciones y espacios culturales cuyo primer hito fue Alumnos 47, fundación que tiene su sede en la colonia San Miguel Chapultepec, y que ha ofrecido un programa de curadurías —Proyecto Líquido I y II—; un programa educativo sobre arte y crítica de arte; una biblioteca especializada en arte contemporáneo y libros de artista, y una biblioteca móvil. Alumnos 47 iba a tener un centro cultural, pero éste se canceló por “trabas de la ciudad”.

Cosío admite que fue difícil y triste abortar la idea de crear el centro cultural adjunto a Alumnos 47, pero hoy lo ve como una mejor decisión, convencido de la necesidad de tener espacios ágiles, pequeños, no institucionales, donde el arte y los artistas puedan exhibir, donde haya curaduría y educación. “Queremos ser una Fundación muy del presente, no del pasado”. Y recalca: “Estamos trabajando en temas de utopía, cómo hacer todo dentro de las reglas en esta ciudad. No quería nada ilegal, sé cómo se construye en esta ciudad”.

Adelanta que habrá una tercera edición de Proyecto Líquido en 2019, que se trabaja en activar la colección de discos de Guillermo Santamarina que guarda la Fundación y en impulsar el programa educativo.

Sobre el nuevo espacio, dice que será de exhibición, a manera de bodegas, y que tendrá una biblioteca. Cosío reconoce que no es especialista en temas de arte, pero enfatiza que los libros son muy importantes para él; conserva desde el primero que leyó, Esfera, de Michael Crichton, hasta Moby Dick, uno de los que más le ha impactado. En su oficina, a un lado de una obra de Agnieszka Kurant, hecha de cajas de libros que sólo existen en ciertas novelas, Cosío detalla que no es un coleccionista de los que se obsesionan por una obra determinada, que más bien es alguien que colecciona obras relacionadas con ciertos temas y momentos (hoy le interesa el arte de mexicanos que no fueron aprecia dos lo suficiente en su tiempo).

A futuro no sabe si tendrá un gran museo o colección; su credo más claro es el patronaje: “Me gustaría que el patronaje se vuelva algo más grande. Se me hace cañón que aquí, si el gobierno no da, no hay nada. Hay pocos patronatos, y en los pocos que he estado o que conozco, somos siempre las mismas personas”, concluye Cosío y adelanta que planea un nuevo patronato: en música.

Este año el jurado mexicano del premio Montblanc de la Culture Arts Patronage estuvo integrado por Carlos Amorales, Ricardo Porrero y Sofía Hernández Chong Cuy. Cosío recibirá una pluma Montblanc de edición limitada y un cheque por 15 mil euros que debe destinar a una causa en particular; él ha elegido entregarlo a Adeco, Acciones para el Desarrollo Comunitario A.C.

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