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Dicen que en este pueblo uno puede tocar el cielo. Las nubes normalmente se meten por la puerta de las casas que se extienden entre una muralla de cerros. Esta vez, los rayos de sol alegran la plaza principal. Es domingo y la atención de la gente está en el mercado. En medio de los puestos de verduras, comida y utensilios, saltan a la vista esas figuras que han hecho famoso al pueblo: los tenangos. Están en las puertas y paredes de casas, en los muros de las instancias de gobierno, en la fachada del palacio municipal. La alegría que despliegan esas formas y colores contrasta con los relatos que comparten los artesanos que las venden en el mercado. Las estafas y la piratería de sus diseños parecen estar a la orden del día.

El 19 de septiembre, el día del sismo, a Eustoquia Marcelo y a su cuñada Cristina Guzmán un hombre les pidió mil pesos con la ilusión de llevárselas a Cuba para vender allá sus productos. Con esa cantidad les prometió tramitar los pasaportes; otros artesanos le pagaron en especie. A los pocos días desapareció. “Me siento culpable por eso”, se lamenta Eustoquia.

A unos puestos de ahí, Adalberto Flores Gómez y su esposa, Angélica Martínez, dicen que eso es apenas uno de los tantos problemas que enfrentan los creadores de estas artesanías que se cotizan en el extranjero y que llaman tanto la atención de diseñadores de grandes marcas de ropa, como Mango, que en estos días ha sido acusada de robar la iconografía de artesanos hidalguenses. Adalberto y Angélica lo han visto con sus propios ojos; desde septiembre de 2016, estos artesanos originarios de San Pablo el Grande están en litigio con la empresa Nestlé México, a la que acusan de plagiar sus dibujos. En 2015, la trasnacional sacó a la venta una colección de tazas de chocolate Abuelita que, dicen, utilizó dibujos similares a los que ellos han producido. “Me di cuenta porque fuimos a Aurrerá y vimos las tazas con chocolates Abuelita; venían dibujos de Chiapas, Oaxaca y nuestros tenangos; una figura que venía ahí era uno de mis dibujos”, relata Adalberto, quien trabaja junto a su esposa y su hija. Entre los diseños que reclaman como suyos están un venado, un colibrí y un armadillo.

Asesorados por el investigador y promotor cultural Carlos Arturo Martínez Negrete, y el abogado José Dolores González Ortiz, en septiembre de 2016 emprendieron una denuncia contra la empresa ante la PGR por presunto plagio. Para poder iniciar esta acción penal, tuvieron que registrar sus diseños bordados ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor. El registro al que aluden en la denuncia se realizó en abril de 2016, pero Martínez Negrete asegura que ya desde 2014 habían hecho un primer registro de los dibujos ante esa misma instancia. “En 2014 registramos más de 10 mil dibujos, pero todos los hicimos en blanco y negro. Solo la manta con el dibujo. Posteriormente lo hicimos con los colores del bordado”, señala. Ese registro, dice, fue parte de la campaña El valor de la firma, presentada en marzo de ese año en el Senado de la República; también se montó una exposición en el Metro Bellas Artes, que itineró por varias estaciones.

La denuncia contra Nestlé fue recibida por la PGR, que abrió el expediente número FED/SEIDF/UNAI- HGO/0001608/2016, y en enero de este año designó a peritos en materia de propiedad intelectual para que le dieran seguimiento. El caso está ahora en proceso de integración de la carpeta de investigación para remitir al juez. Según el abogado González Ortiz, las acciones jurídicas que implementarán serán de carácter penal y civil.

Consultado por EL UNIVERSAL, Nestlé México negó que haya reproducido indebidamente la obra de algún autor o comunidad de artesanos mexicanos. A través de Julieta Loaiza, subdirectora de Comunicación Corporativa, la empresa reveló que en 2014 “encomendó a su agencia publicitaria JWT, la creación de una campaña que promoviera la difusión de motivos artísticos y tradiciones de la cultura mexicana, para lo cual contrató al artista mexicano Mike Infierno, quien elaboró una serie de dibujos de creación original para usarlos en la colección 2015 de tazas de Chocolate Abuelita”. Asegura que en esa colaboración “se respetaron a cabalidad las formalidades de contratación establecidas en la Ley Federal del Derecho de Autor”. Añade que de ser requerida, la empresa colaborará con las autoridades correspondientes para aclarar cualquier controversia.

Mike Infierno o Mike del Infierno es conocido en el ámbito del diseño y del tatuaje. Este diario lo ubicó y buscó contactarlo a través de mensajes, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. En sus redes sociales, Facebook e Instagram (@mikefromhell), el artista suele compartir fotos con sus diseños basados en tenangos, que plasma en tatuajes. Él mismo se refiere a esos trabajos como tenangos pero no da crédito a los artesanos.

Un tema que han señalado especialistas, como la antropóloga Marta Turok, es la falta de conciencia de los diseñadores y artistas hacia los creadores del arte popular. “Tiene que ser fundamental que se acredite a la comunidad o a la etnia de donde proviene la inspiración y si es posible, el nombre o grupo, de la persona que físicamente realizó el trabajo”, dijo a este diario en un trabajo sobre relaciones entre diseño y artesanía.

La taza amarilla firmada por Mike del Infierno luce diseños idénticos a los plasmados por Adalberto y Angélica en cojines y caminos de mesa que venden en el mercado de Tenango de Doria y en su casa, cuya fachada está decorada con tenangos. Ahí se puede ver un venado, similar al del producto hecho por el artista.

Los artesanos dicen que todo este proceso no ha sido fácil, pero aseguran que seguirán adelante. “Queremos ganar la demanda para que vean que los artesanos pueden registrar sus imágenes, porque aquí el estado y el municipio se la han pasado diciendo que no se puede registrar”, expresa Adalberto. Una de las dificultades es que desconocen los procesos e instancias a las que hay que acudir.

En administraciones pasadas, en Hidalgo, las autoridades han pensado en la denominación de origen como una manera de poner reglas de comercio justo a estas artesanías cuyo origen, refieren los artesanos, se remite a unas milenarias pinturas rupestres que sobreviven en pequeñas cavernas escondidas en los cerros que rodean a esta población otomí. Pero, Martínez Negrete asegura que en este caso es imposible obtener la denominación. Para ello, la materia prima del producto debe ser originaria de la región, y aquí, la manta y el hilo no lo son. “Se llaman tenangos porque se venden en la plaza de Tenango de Doria los domingos, pero también participan varios municipios en el desarrollo; la gente incluso viene a comprar el hilo a la ciudad”.

Según este promotor cultural, que ha encabezado iniciativas para la defensa de éstas y otras artesanías, una de las propuestas más viables para proteger los tenangos es que los dibujantes del pueblo —que contabiliza en alrededor de 15—, registren sus obras ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor, porque lo que define a los tenangos son los dibujos, no el bordado. “La campaña El valor de la firma buscaba evitar que utilizaran los dibujos de manera desordenada para hacer colecciones de ropa masivas, como lo está haciendo ahora Mango, con una prenda hecha en China, que costaba mil 599 pesos en Palacio de Hierro”. Él es uno de los que comenzó hace unos días la campaña en redes sociales contra la marca española. Asegura que, junto a otros especialistas y legisladores, buscarán la manera de abrir un caso contra la empresa. Por ahora, dice, en la Cámara de Diputados lograron el apoyo de la diputada de Morena Paola Félix Díaz, quien se comprometió a enviar una carta a la empresa española para pedir que explique el origen de los diseños en el suéter.

Al hablar sobre este caso, Kenia Montiel, subsecretaria de Participación Social y Fomento Artesanal de Hidalgo, reconoció esta semana que iniciar un proceso judicial contra la empresa será complicado porque ninguna de las artesanas registradas en el padrón de beneficiarios de esa instancia reconoce el diseño. Según la funcionaria, deben ser los propios artesanos los que inicien la querella, pues no es competencia del gobierno estatal, ni federal, ni municipal, “ya que los diseños no son creaciones del estado, sino de los artesanos”.

El abogado González Ortiz reconoce que, hasta ahora, no ha prosperado ninguna denuncia de este tipo, como la que lleva contra Nestlé, pero considera que este caso y el de Mango deberían ser una prueba para que las instituciones “pongan en práctica su sensibilidad y pericia”.

“Para muchos abogados tradicionalistas y empresarios oportunistas, toda artesanía esta en el dominio público, por el solo hecho de que los artesanos no registran su obra. Pero está muy claro que el derecho de autor universal parte de la premisa de que una obra tiene valor desde el momento que es creada, independientemente de que esté registrada o no”, dice el abogado González Ortiz.

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