“La clausura del amor”

, una devastadora crónica de una separación a través de dos soliloquios enfrentados, dos diatribas cargadas de resentimientos que, palabra a palabra, atraviesan como lanzas los cuerpos de los intérpretes y ponen punto y final a una relación de pareja que durante años ha construido y destruido por igual a cada uno de sus miembros, será presentada la noche de este viernes en el Teatro Juárez, en el marco del Festival Internacional Cervantino.

En conferencia de prensa el artista francés Pascal Rambert, autor y director de la obra, explicó que se trata de uno de los montajes más representados en su trayectoria, desde su estreno en el Festival de Aviñón de 2011 y desde entonces se ha presentado en distintas ciudades como Moscú, Nueva York, Chile, Berlín, Madrid y ahora en México, en once idiomas diferentes.

“La obra parte de mi propia vida. Me interesan los artistas que parten de la verdad, de una lectura de sí mismo. De modo que 'La clausura del amor' es, para mí, casi como un accidente porque vino a impactarse con mi realidad. La escribí cuando estaba viviendo una separación amorosa. La vida, creo, siempre influye en el teatro y viceversa”, indicó.

La prensa española, por ejemplo, ha dicho de esta obra que es “como en un cuadro de Pollock, cada uno a su tiempo, esparce sus miserias sobre la nívea superficie del escenario, salpicando con palabras una pintura abstracta compuesta por charcos de sangre, sémen y pus”.

Además, se ha registrado que la reacción del público suele ser muy poderosa, desde el llanto, el abandono de la sala y gritos en plena función.

“El teatro es una forma de entender nuestros sentimientos. Si la gente llora, por ejemplo, es gracias al trabajo de las actrices. En la versión francesa, la actriz es inmensa. Ella ha hecho muy valiosa esta obra. Creo que hay una vinculación importante con la femineidad, con la que se puede dar cuenta de la verdad. Me deslumbra la capacidad que tienen las actrices, más que los actores, para estar cerca de la verdad”.

Añadió que en México le ha sorprendido que se escriban frases en las paredes que hacen referencia a que los hombres deben tratar bien a las mujeres; en cambio, hay otros países en los que las cuestiones de género no son tema para la sociedad.

“En Moscú, cuando la mujer empieza a hablar en la obra, muchísimos hombres rusos se salieron del teatro. En ciertas culturas hay una gran incapacidad de los hombres para escuchar a las mujeres. Mientras que en El Cairo todo salió muy bien. Y en Italia, las mujeres se levantaban y gritaban a la actriz: “¡Mátalo!”. Las mujeres italianas son muy fuertes. Sin embargo, no me interesa la cuestión de género, me interesa la violencia entre los seres humanos y cómo el lenguaje puede ser muy destructivo, cómo puede destruir los cuerpos”, explicó.

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