Enrique Peña Nieto se fue de la Presidencia de la República pero no de la presencia pública. No pasa una semana sin que sepamos de los andares del polémico y polifacético ex presidente, lo mismo porque se divorcia de su esposa que porque aparece en un video viral bailando con su novia, cantando al lado de Julio Iglesias en una fiesta de abogados y mafia jurídica o porque se le menciona en una investigación en Estados Unidos por haber recibidos presuntos sobornos por la venta fraudulenta de una planta de fertilizantes.

También los apellidos del ex presidente se escuchan igual en la voz del presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia de prensa matutina, que un día dice “que lo investiguen” en relación a los señalamientos desde EU, pero al otro lo exonera diciendo que su gobierno no tiene “investigación alguna en contra de Peña”, mientras que las iniciales EPN flotan también en el caso más fuerte que lleva hasta ahora la Fiscalía General de la República, el que involucra a Emilio Lozoya Austin, exdirector de Pemex, a su hermana Gilda Susana, al empresario Alonso Ancira y a los miembros del Consejo de Administración de la petrolera, por la compra fraudulenta de la planta Agronitrogenados.

Porque detrás de ese caso y la persecución judicial y búsqueda del prófugo Emilio Lozoya, está también un pleito a muerte entre integrantes del que fuera el círculo más íntimo de amigos y colaboradores del expresidente Peña. El nombre de Luis Videgaray ha sido mencionado por Lozoya, como el responsable de la cacería en su contra, por una “venganza personal y política”, en palabras de su abogado Javier Coello Trejo.

Y en ese resquebrajamiento del peñismo, que pasa de ser un barco a la deriva a uno que empieza a hundirse, son muchos los que saltan y se tratan de poner a salvo, sin importarles abandonar al capitán, como lo ha hecho el propio Lozoya Austin al empezar a cumplir sus amenazas de que “si yo caigo, caemos todos”, y hablar lo mismo de “citar a declarar a Peña Nieto” que a decir a los cuatro vientos, que “todo lo que hizo fue con el consentimiento del presidente”.

La paradoja es que mientras uno pensaría que el expresidente la pasa mal, siempre que se le ve públicamente se muestra de lo más relajado y sonriente y hasta enamorado, cuando no está, dicen sus más cercanos, en el campo de golf de su residencia en Ixtapan de la Sal. No parece que, tener que estar bailando en tantas pistas al mismo tiempo, desde las de muchas fiestas y eventos sociales a los que es invitado, o las de los señalamientos y acusaciones que rechaza a través de su cuenta de Twitter, le quiten, por ahora, ni el sueño ni la tranquilidad y menos la dulzura de su eterna luna de miel.

Todavía tiene el tiempo y la caradura, según acusan varios aspirantes, de meter las manos en la elección interna del PRI e impulsar a su candidato, cuando fue él y su gobierno, el responsable de la peor derrota en 2018 en la historia del priismo y lo llevó no sólo a perder la Presidencia sino su condición de partido mayoritario para volverlo casi quinta fuerza política.

Una de tres: o Peña es muy cínico y sabe esconder muy bien que está bailando en la cuerda floja, o realmente es mejor bailarín de lo que muchos pensaban, por su habilidad para bailar en varias pistas sin perder, hasta ahora, el paso ni tropezarse. O de plano es más inteligente y hábil de lo que creyeron quienes se mofaban de él y lo calificaban como “el payaso de las cachetadas”. ¿Quién es ahora el payaso?

NOTAS INDISCRETAS…A propósito de buenos bailarines, los que lo son, literalmente, son los hijos del ex presidente Salinas: Emiliano y Cecilia. No sólo por el pase magistral que le dieron a las acusaciones surgidas en el juicio contra Keith Raniere en EU, sobre su “sociedad” con el ahora declarado culpable líder de la secta Nxivm, sino por los buenos pasos con los que, en un video que circula en redes sociales, se ve como los Salinas Occelli le bailan alegremente al desquiciado tratante y esclavizador de mujeres en uno de sus cumpleaños. Pero entre los muchos juniors, familiares de políticos y empresarios que se ven bailando esa coreografía en honor a Raniere, también aparecen la esposa y la hija del exgobernador de Oaxaca y actual aspirante a la dirigencia nacional del PRI, Ulises Ruiz. La señora Lourdes Salinas de Ruiz Ortiz y la joven Lila Ruiz Salinas, aparecen de playera amarilla como parte del grupo de Nxivm México que bailó en aquel homenaje al líder de la secta que esclavizaba mujeres y que hoy está a punto de ser sentenciado a muchos años de prisión y posiblemente hasta cadena perpetua. Lo dicho, cuando se trata de sectas y cultos extraños, la debilidad mental hace caer lo mismo a los más jodidos que a los que todo tienen, al menos en lo material…Los dados mandan Escalera doble. La semana promete.

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