El organismo sindical más numeroso de América Latina, con una membresía que supera el millón de integrantes formados cultural, política y gremialmente para el activismo social, ha entrado en una convulsión interna que amenaza con desmoronar el liderazgo de su actual dirigente, Juan Díaz de la Torre.

El proceso que vive el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) encierra un potencial explosivo en la actual contienda electoral. Los tres principales aspirantes presidenciales se han reunido con grupos magisteriales, en un proceso de cortejo en el que hasta ahora parece llevar ventaja el abanderado de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

Lo anterior se refleja en un pacto entre el tabasqueño y dirigentes del SNTE cercanos a la ex lideresa Elba Esther Gordillo, lo que incluye a integrantes de la familia de ésta. Ello se expresó con plenitud el sábado en Zacatecas, con un evento protagonizado por el líder morenista con al menos 10 mil maestros de diversas regiones del país convocados por Rafael Ochoa Guzmán, ex secretario general de la organización y leal colaborador de la señora Gordillo. En ese encuentro fue establecido un acuerdo demoledor para la Reforma Educativa del actual gobierno. El documento luce al calce los nombres de Ochoa y del candidato de Morena.

Con esta batalla a la vista, la cadena de tracción del oficialismo para mantener al SNTE a salvo de tentaciones opositoras corre el riesgo de reventarse por su eslabón más débil: la dirigencia de Díaz de la Torre, quien en la madrugada del 28 de febrero de 2013 (con Elba Esther Gordillo recién encarcelada), asumió el control de la organización con el apoyo a trasmano del gobierno. Un juez federal dio entrada ya a un juicio que podría derivar en un amparo, lo cual tornaría ilegal y nula la gestión completa de esta directiva sindical.

Por decisión propia o por orden superior, Juan Díaz “torturó” los Estatutos del SNTE y arrancó ayer un congreso en Puerto Vallarta, Jalisco, en el que se reeligió anoche, recortando ocho meses el mandato recibido en 2013, ya de suyo controvertido.

Cerca de un millar de afiliados al sindicato emprendieron en los meses previos una estrategia jurídica al promover al menos 30 solicitudes de amparo en todo el país, una de las cuales obtuvo ya el respaldo de un juez de distrito en Baja California, con efectos nacionales. Esa demanda sostiene que para hacerse de su cargo en aquel 2013, Díaz de la Torre violentó la normatividad interna y asumió dos puestos (presidente y secretario general) que estatutariamente deben recaer en dos personas diferentes, entre otras irregularidades.

El reclamo judicial impugna que la autoridad laboral haya reconocido la dirigencia de Díaz de la Torre, lo que puede tener un efecto dominó para diversos integrantes de la administración Peña Nieto, especialmente si aquél se reelige hoy, lo que puede ser interpretado por el juzgador como una burla abierta y un desafío no solo del líder bajo cuestionamiento sino del gobierno.

El debate que sin duda surgirá y se extenderá por el resto de la temporada electoral, será si un eventual desplome de la directiva de Juan Díaz facilitará el regreso al poder, por sí o a trasmano, de Elba Esther Gordillo, señalada bajo tres constantes: la injerencia en el sistema educativo del país, el control clientelar del gremio y su enriquecimiento personal.

Un análisis serio debería asumir que de esos tres factores, el único que se ha modificado durante el presente gobierno, y en buena hora, es el que permitía al SNTE y a la propia señora Gordillo colocar funcionarios en las secretarías federal y estatales y presionar por canonjías laborales, lo que la abría la posibilidad de disponer de fondos públicos.

La democracia interna magisterial sigue siendo inexistente. Resulta patente que la maestra Gordillo se hizo de una gran fortuna personal, no con recursos de origen desconocido como se le ha acusado penalmente. El origen es conocidísimo: los dineros del sindicato, extraídos mediante maniobras diversas, en muchas de las cuales, se asegura en el expediente judicial, participaba Juan Díaz.

Múltiples negocios turbios fueron desarrollados a costa de los maestros durante la gestión de la señora Gordillo. La mayor parte de ellos, como la existencia de empresas prestamistas con intereses de agio sobre el sueldo de los profesores, siguieron desarrollándose con Díaz de la Torre.

Un balance sobre la figura de Elba Esther Gordillo y la de Juan Díaz puede llevar a la triste conclusión de que se parecen mucho. La diferencia única podría ser que ella tuvo el talento político y la malicia necesarios para permanecer en el poder sindical casi 25 años, mientras que las limitaciones del segundo lo han puesto al borde del desastre en menos de un lustro.

rockroberto@gmail.com

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