Recién se cumplieron dos años de que Carlos Joaquín González renunció al PRI, lo que lo puso en la ruta de encabezar la primera alternancia política en el gobierno de Quintana Roo. A punto de cumplir una cuarta parte de su mandato, hay más preguntas que certezas sobre si esa entidad vive una transformación o si presenciamos viejos vicios con nuevos rostros.

Aun las acciones emprendidas contra el anterior gobierno de latrocinios, que encabezó Roberto Borge, despiertan dudas, pues no se han tocado los intereses del protector político de éste, el senador saliente Félix González Canto, de quien Joaquín González fue colaborador (2009-2012).

Las reservas se ven fortalecidas por el procesamiento judicial de Juan Vergara —hombre clave, primero, en la campaña de Joaquín; luego, en el equipo de transición, y durante 16 meses, su poderoso secretario de Finanzas y Planeación—, pese a poseer una trayectoria de al menos 25 años de negocios turbios, dentro y fuera del estado, lo que incluye asuntos inmobiliarios, turísticos y financieros, incluso periodísticos.

Con señalamientos múltiples de manejos fraudulentos, de ser prestanombres de gobernadores y ex gobernadores de varios estados y de contar con una fortuna que no ha podido explicar ante autoridades federales, Vergara Fernández se separó de su cargo en enero pasado para buscar una diputación federal con el respaldo del gobernador Joaquín y de la alianza electoral formada por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.

Parece ser que fue hasta ese momento que la Procuraduría General de la República, que encabeza Alberto Elías Beltrán, recordó que tenía una denuncia en contra del político-empresario presentada desde septiembre pasado por el SAT, que, según la fecha del propio documento, el 21 noviembre había obtenido de un juez federal la respectiva orden de aprehensión. Lo arrestó el 2 de febrero.

Podría decirse que finalmente se hizo justicia. Pero la verdad es que Vergara fue ligado a proceso por operar una empresa que se dedica a emitir facturas falsas a favor de empresarios que quieren evadir al fisco, lo que al parecer es uno de sus negocios marginales.

Este empresario, de origen poblano, se asentó en Cancún desde inicios de los 90, abriendo un largo periodo de operaciones controvertidas, con extensiones en estados tan ajenos como Aguascalientes, donde se le ligó como operador financiero del ex gobernador Luis Reynoso Femat y de su hijo, Luis Armando Reynoso López.

Pagos en efectivo de propiedades millonarias y adquisición de bienes excéntricos, como avionetas y yates de lujo, han atraído por años la fascinación social, empresarial e incluso de la jerarquía católica de Quintana Roo, ligada al señor Vergara. Él ha logrado construir un imperio económico en el que siempre aparecen engarzados políticos y empresarios.

Uno de estos políticos es el controvertido diputado federal poblano Eukid Castañón, considerado un importante operador del ex gobernador Rafael Moreno Valle, quien ahora figura entre los futuros senadores de la República por la referida alianza partidista que lleva como abanderado presidencial a Ricardo Anaya.

Reportes allegados a este espacio aseguran que, desde su gestión como alcalde del municipio de Solidaridad (2005-2008), Joaquín González fue cliente de empresas consultoras de Castañón, presumiblemente Solución Total Consultores, descrita como una compañía especializada en maquillar estados financieros, gestión de recursos federales y cabildeo con el Congreso federal. Antes de ser alcalde, Joaquín se había desempeñado como tesorero de esa misma comuna, cuya cabecera es la estratégica población de Playa del Carmen.

Eukid Castañón, entre otros, desarrolló varios vasos comunicantes con la causa del ahora gobernador. Entre otros roles, fue uno de los canales por los que fluyeron diversos tipos de apoyos desde la administración poblana de Moreno Valle hacia la campaña de Joaquín González en Quintana Roo.

En el arranque del nuevo gobierno estatal, una docena de poblanos apareció en el gabinete quintanarroense como parte de la “cuota” que se pagaba por el respaldo del PAN, que resultó notablemente por debajo de la cubierta al PRD. No todos fueron poblanos, como lo demuestra el caso de Francisco López Mena, secretario de Gobierno, identificado con el ex presidente Felipe Calderón.

No faltó quien leyera la presencia de Juan Vergara, virtual “hombre fuerte” del equipo de Joaquín González, como parte de la misma negociación. Pero pronto fue evidente que las razones de su presencia obedecían a otra lógica.

En este escenario, en el que se entreverán cuestionamientos sobre su equipo de trabajo, impugnaciones al manejo financiero de la administración estatal y protestas ante la desbocada inseguridad que golpea los polos turísticos de Cancún y Playa del Carmen, sigue siendo un enigma si la alternancia en Quintana Roo transformará al estado o se apostará por el viejo modelo del Gatopardo: que todo cambie para que todo siga igual.

rockroberto@gmail.com

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