La policía mintió desde el principio: Marco Antonio Sánchez Flores no estaba asaltando a nadie, sino tomando una fotografía en la calle. Sin embargo, cuatro agentes de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) –sector Hormiga de la delegación Azcapotzalco– lo acusaron injustamente, provocando miedo en este joven de 17 años quien corrió temiendo lo peor, porque en la CDMX la policía produce miedo en vez de paz.

Fueron tras él y lo golpearon con sus cascos, una reacción desproporcionada contra un muchacho flaco cuyo único pecado fue asustarse.

En vez de preguntar a Roberto, el amigo de Marco Antonio que lo acompañaba, en vez de confirmar la hipótesis del asalto con la supuesta víctima, en vez de interrogar al presunto victimario, la policía implacable esposó al joven y lo subió a una patrulla.

Esto fue lo que sucedió el martes 23 de enero por la tarde y, transcurrieron más de cinco días antes de hallar a este estudiante de la preparatoria 8 de la UNAM.

Ayer las autoridades por fin mostraron la toma de una cámara de seguridad, situada a un par de kilómetros del lugar donde fue detenido, donde el joven deambulaba, en estado de shock, sobre un puente peatonal.

Mientras tanto, los cuatro agentes que cometieron la arbitrariedad fueron presentados ante la fiscalía anti-secuestro de la Procuraduría capitalina. Se trata de los agentes Ubel Mora Gallardo, Ricardo Trejo Juárez, Ricardo de la Rosa Guzmán y Martín de Jesús González Martínez.

Juran todos que habrían liberado al muchacho poco tiempo después de haberlo arrestado. Esa es la versión que también repiten sus jefes de la SSP y la Procuraduría General de Justicia (PGJ). Sin embargo, la SSP no pudo responder sobre el estado de salud del muchacho cuando la autoridad lo habría echado de vuelta a la calle.

Considerando la versión de Roberto, el amigo de Marco Antonio, la víctima recibió golpes contundentes con los cascos policiales. Cabe prever que estos pudieron haber provocado contusiones en el rostro y el cráneo del joven estudiante.

¿Es ésta la razón por la que Marco Antonio no se comunicó con su familia? ¿Es la golpiza propinada por los agentes la que mantuvo a Marco Antonio en estado de shock?

Cientos de personas se congregaron por la tarde del domingo en el Ángel de la Independencia portando cartulinas con consignas solidarias: “Te estamos esperando, no bajaremos las manos,” “Querría, hijo, que no tuvieras miedo, porque muchos te buscamos,” “¿Dónde está?,” y una caricatura entrañable del jovencito Marco Antonio Sánchez Flores.

Al mismo tiempo grupos de ciudadanos recorrieron incansables la frontera entre la delegación Azcapotzalco y el municipio de Tlalnepantla. En la colonia Atlante dice el dependiente de una tienda OXXO que el sábado por la noche Marco Antonio exigió comida y él llamó a una patrulla. Agentes del Estado de México lo habrían entonces conducido ante un juzgado cívico en Tlalnepantla, pero lo liberaron, por segunda ocasión, poco tiempo después.

Este caso exhibe una vez más la incapacidad de coordinarse que tienen las autoridades del Edomex y la CDMX.

Veinticuatro horas más tarde, gracias a una presión cívica monumental, finalmente apareció el joven Marco Antonio. Lo hallaron en el fraccionamiento Álamos del municipio Melchor Ocampo.

Las fotografías lo muestran con golpes severos sobre él pómulo derecho, flaco y con ropa que le queda muy grande. En breve sabremos qué le ocurrió mientras sus padres lo buscaban con desesperación.

ZOOM: Nadie merecía atravesar por este infierno provocado por cuerpos policiacos cada día más insensibles, cada vez más arrogantes, cada hora más lejos de las personas que esperamos de ellos protección y no su violencia.


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