Ya asomó la cabeza el que faltaba. Y como en política no existen casualidades, es seguro que calculó y determinó el momento adecuado para romper lanzas.

“Estamos en un momento maquiavélico porque la República está ante un gran riesgo, el de renacer o desaparecer”, declaró el ex presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) a 23 días de que tome el poder su histórico adversario político Andrés Manuel López Obrador.

Motivo: el quinto centenario de la publicación de El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, aunque los quinientos años de su primera edición se cumplieron hace cinco, si nos atenemos a la fecha (1513) que refiere la trigésima edición que Porrúa ha hecho del opúsculo. Ocasión: el foro organizado (¿o armado por Salinas?) por la poco conocida asociación civil Instituto Mexicano para la Justicia, con la intención de debatir sobre la obra del florentino a quien se atribuye la paternidad de la ciencia política.

Salinas, de entrada, confunde y amedrenta con el término maquiavélico, que en el imaginario popular se asume como un adjetivo que abarca desde lo astuto y engañoso hasta lo malévolo y diabólico, sin precisar el contexto histórico en que el florentino escribió su tratado (el de una Italia desmembrada y acosada que requería para subsistir de un Estado absoluto fuerte, como la España y la Francia de aquellos tiempos), ni advertir de la injusta conclusión que se le ha dado a Maquiavelo como precursor de tiranos.

Pero aún más: Salinas asocia el “momento maquiavélico” con un peligro al que, en su opinión, se enfrenta México en este momento: renacer o desaparecer. ¿Quién es ese maquiavélico que nos amenaza según el aserto del ex presidente? Seguro López Obrador.

Acompañado, entre otros, del politólogo e historiador de la Universidad de Princeton, Mauricio Viroli y del ex secretario de Educación, Aurelio Nuño, el ex presidente reiteró: “El riesgo es alto para la República si las circunstancias cambian y el gobernante no cambia su forma de proceder… Lo más difícil para un gobernante es cambiar su actuar ante un fenómeno inesperado”.

Que las circunstancias cambiaron en nuestro país nadie lo duda. ¿Fue un fenómeno inesperado? Claro que no, fue el colofón de una lucha de años que tocó liderar durante los últimos 18 a quien tomará posesión el próximo primero de diciembre. ¿Por qué ese gobernante debería cambiar su forma de proceder? Pues solamente para detener el desmontaje de un régimen y de un paradigma económico que tocó a Salinas poner en marcha.

El ex presidente parece decirnos soy yo o el caos. ¿Con qué autoridad moral? No se olvide que llegó al poder mediante un monumental fraude electoral, reconocido incluso por su comparsa panista Diego Fernández de Cevallos al aceptar que fue deliberada la quema de las boletas electorales de 1988 en el extraño incendio del Palacio Legislativo de San Lázaro ocurrido el 5 de mayo de 1989 (Proceso 27/01/2018). Tampoco se olvide el remate de Telmex o el inicio del desmantelamiento de Pemex o la reprivatización de la banca para su ulterior y multimillonario rescate o los asesinatos políticos del cardenal Posadas, en 1993, y de Colosio y Ruiz Massieu, en 1994.

¿Será que en el sentido más maquiavélico del termino Salinas siembra la idea del fin de la República? ¿Anuncia una ofensiva contra el nuevo gobierno y su pretensión de cambiar el régimen? ¿Pasará por su cabeza un golpe de Estado? La idea es sobrecogedora en medio del “enardecimiento” que se ha visto durante las últimas horas en las redes sociales y la clara sensación de un atentado físico contra el presidente electo de la que ayer advirtió en estas páginas Roberto Rock L.

En paralelo, Hipólito Gerard, el cuñado del ex presidente y uno de los más afectados por la cancelación del aeropuerto de Texcoco, se reunió el lunes con AMLO y otros de los principales inversionistas de la obra, para acordar un finiquito sin demandas ni multas. Acaso ese sea su plan B, pero lo que muy claro queda es que Salinas ya rompió lanzas.

INSTANTÁNEAS: 1. BOQUETE. La Corte decidirá hoy si el Estado mexicano debe pagar una indemnización de diez mil 500 millones de pesos a Telefónica México (filial de la española) por haber hecho “pagos excesivos” y recibido “trato discriminatorio” mientras favorecía a la Red Compartida. La multa abriría un gran boquete a los planes presupuestales del nuevo gobierno, que anoche todavía operaba para que el asunto no se resuelva hoy en la Sala Primera y vaya al pleno. Con eso al menos ganaría tiempo.

2. RECLAMACIÓN. Grup Servicii Petroliere (GSP), consorcio extranjero de origen rumano, aseguran que funcionarios de Pemex Perforación y Servicios (PPS) recurren a artimañas legaloides para no pagar 16 millones de dólares (41 millones a precios actuales) que debe por la cancelación anticipada en 2016 del contrato de arrendamiento de una plataforma de perforación GSP Atlas para el Golfo de México. Los funcionarios señalados son: Guillermo Bernal Miranda, director general de PPS y su subdirector jurídico Fermín Fernández Guerra.

3. FINANZAS SANAS. El IMSS que dirige Tuffic Miguel informará mañana a la Asamblea General el estado que guarda el Instituto. Un dato: el saneamiento de sus finanzas da viabilidad al Seguro de al menos doce años más.

rrodriguezangular@hotmail.com raulrodriguezcortes.com.mx @RaulRodriguezC

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