En asuntos de futbol, de mayo a la fecha un continente de corrupción se refleja y late a tambor batiente en el corazón de nuestra televisión.

 

Justo el 27 de mayo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó ante una corte federal en Brooklyn, Nueva York, 47 cargos en contra de 14 altos funcionarios de la FIFA, presidentes y ex presidentes de la Concacaf, y algunos ejecutivos de marketing de deportes.

 

Sobornos por más de 150 millones de dólares iban y venían para obtener derechos de transmisión y exclusivas de copas y campeonatos. Cabe mencionar que de entre los 14 acusados, 6 se han declarado culpables: entre ellos, 4 ex oficiales de las organizaciones de futbol y 2 ex ejecutivos de empresas de deportes.

 

Entretanto, mientras seguían los tiempos judiciales, en México, Grupo Televisa sufría sorprendentes transformaciones. 

 

Algunas quizá anticipadas, como la salida de José Bastón como presidente de Televisa Internacional. Otras totalmente inesperadas, como la decisión de Emilio Azcárraga Jean de dejar la dirección de Grupo Televisa en manos Bernardo Gómez y de Alfonso de Angoitia, el 26 de octubre pasado. 

 

A partir del sorpresivo anuncio, las acciones de Grupo Televisa comenzaron su desplome, en mi opinión no porque el mercado dudase de la capacidad de De Angoitia o de Gómez, sino porque temió algún factor desconocido cómo motivador de tamaña decisión. Y pese a los mejores esfuerzos de los ejecutivos, nada ni nadie ha conseguido impedir la vertiginosa caída del precio de las acciones del grupo.

 

¿Será que el grupo del canal de las estrellas anda sin estrella? 

 

Es fatal y lamentable coincidencia la trágica muerte de Adolfo Lagos, director general de IZZI el domingo pasado, apenas un mes después de que Televisa anunciara su salida de IZZI para el próximo año.

 

Y para Televisa, la noticia debe haberle sentado peor, si se suman a ella las declaraciones de corrupción que el miércoles 15 de noviembre, le fueron imputadas por el testigo clave de la fiscalía ante el juzgado federal de Nueva York, responsable de llevar el juicio de corrupción de funcionarios y ex funcionarios de la FIFA, y de ejecutivos de empresas de deportes.

 

Pero ¿quién es ese testigo clave de la fiscalía que tanto daño puede hacerle a Televisa? 

 

Su nombre es Alejandro Burzaco, y fue director general de la empresa comercializadora de deportes argentina llamada Torneos y Competencias, de la que fue despedido en junio de 2015. Según la revista  Forbes, apenas cinco semanas después de su despido huyó a Suiza y poco después se entregó a las autoridades italianas. 

 

En las investigaciones del Departamento de Justicia estadounidense, Burzaco fue acusado de haber pagado más de 110 millones de dólares en sobornos para obtener derechos de transmisión de torneos, pero aceptó cooperar con la fiscalía, pese a haber recibido todo tipo de amenazas de muerte.

 

La agencia de noticias Reuters reportó el 15 de noviembre pasado, que Burzaco testificó ante la corte federal que Grupo Televisa de México y Globo de Brasil pagaron sobornos por 15 millones de dólares a ejecutivos de la FIFA para asegurarse los derechos de transmisión de las copas mundiales del 2026 y 2030.

 

Los testimonios de Burzaco no se han limitado a incriminar a Torneos y Competencias, Grupo Televisa, Globo y Fox Sports, sino a funcionarios y ex funcionarios de la FIFA, la Concacaf y otros medios informativos. 

 

Según Forbes, el testimonio de Buzarco lleva ya dos muertes:

 

La de Jorge Delhon, un abogado argentino que en el pasado trabajó para el programa de televisión Futbol Para Todos, quién “aparentemente” cometió suicido arrojándose a las vías del tren horas después de que Burzaco testificó que él aceptó sobornos; y

 

La de Adolfo Lagos, vicepresidente de IZZI, asesinado el domingo pasado, aparentemente víctima de un asalto por un grupo armado, mientras hacía un recorrido en bicicleta sobre una autopista con un amigo, y cuidado por una camioneta con guardias de seguridad, uno de los cuales fue responsable del tiro que le dio muerte.

 

Entretanto, “las precauciones que rodean este juicio (el de sobornos de la FIFA) nunca se han visto en casos de juicios de “cuellos-blancos”. El jurado ha jurado anonimidad y el nombre de los testigos no se han dado a conocer por la preocupación de que pudieran ser intimidados. Adicionalmente, cualquier aparato electrónico ha sido prohibido dentro de la corte”.

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