Salvador Elizondo nació en la Ciudad de México en diciembre de 1932, por lo que el pasado 19 del mes en curso hubiera cumplido 86 años de edad. El escritor murió en su cama a la edad de 73 años y tres meses, el 26 de marzo de 2006. Pasó del sueño a la muerte silenciosamente, sin aspavientos, con una sonrisa dibujada en su rostro, en brazos de su primogénita, Mariana, oyendo el “Requiem”, de Fauré.

Debo admitir, como su viuda, que cada día lo extraño más a pesar de que ya han pasado más de 12 años de su muerte. Fue un hombre muy simpático, con aplomo, afable, inteligente, un gran conversador, un verdadero gentleman en todo el sentido de la palabra. Fue un severo crítico contra la estupidez y la falta del sentido común de las cosas.

Veía la vida desde un punto de vista cíclico. Recordaba y celebraba siempre los cumpleaños de todos su allegados y observaba los cambios climáticos que le eran muy significativos.

En esta ocasión me permito publicar una selección de varias entradas que escribió en su Cuaderno de diarios en el umbral de su muerte…

Salvador Elizondo escribe Cuaderno de Diario número 83, páginas 149, 150 y 152

Domingo 18.XII.05. —Este es el último mediodía de mi vida con 72 años de edad. El Sol se ofusca, cielo nublado. Se pone el día triste ¿por qué?... es bonito perder la noción del paso del tiempo, una ebriedad especial. Me viene intempestivamente el recuerdo de Un soir l ame du vin chantait dans les bouteilles. Hoy cumplimos Paulina y yo 38 años de estar juntos. Lamento que estos últimos años hayan sido tan difíciles para ella. Mi deformación profesional… el índice didáctico del que habla Gorostiza.

Más tarde.— Vino Javier (García-Galiano), trajo muchos mazapanes y me regaló un borsalino maravilloso. Día sumamente grato. Javier también me trajo dos libros viejos sobre farmacéutica…

Lunes 19.XII.05.—Vienen a comer todos mis hijos. Comimos y bebimos mucho y bien. Estuve muy contento. Me trajeron regalos. Mariana, Los aforismos de Hipócrates; y Pía, un audiodisco del Finneganas Wake; Pablo, varias botellas de diversos vinos franceses. Roberto Gavaldón mandó un frasco de “eau de Cologne 4711”. Aroma nostálgico. En fin, ya pasó en paz una jornada familiar. Estoy cansado de volver a la vida aunque sea a ratos.

Miércoles 21.XII.05.— SOLSTICIO- fin del otoño. El Sol todavía se queda quieto unos días. El eje de la tierra después empezará a hacerse más perpendicular a la eclíptica. Aumentará gradualmente la temperatura, luego empezará a bajar hasta que llegue el invierno. ¿Estaré vivo para entonces?...

En la foto: El escritor Salvador Elizondo, enfermo en su cama, rodeado de los objetos que lo acompañaron en sus últimos meses de vida. Imagen de mi autoría tomada el 30 de noviembre de 2005. (CORTESÍA: PAULINA LAVISTA)

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