México no solamente es el país que ostenta los más altos índices de obesidad. Existen otras estadísticas de las que forma parte y de las cuáles no tendría ninguna autoridad para sentirse orgulloso al respecto.

En nuestro territorio, no tenemos solamente a niños, niñas, jóvenes y adultos pasaditos de peso por no llevar una adecuada alimentación, también tenemos una población sedentaria.

Hace cinco años, el INEGI sumó a sus cientos de estadísticas el Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico, en el que recaba información de la actividad física que realiza la población mayor de 18 años de edad. La información que arroja éste no es del todo positiva: menos de la mitad de la ciudadanía mayor de edad realiza —en su tiempo libre— la práctica de algún deporte o ejercicio físico; es decir, la mitad de este país no se mueve, no corre, no camina por salud, no lleva una vida en la que involucre el deporte como parte de su día a día. Esto no es normal.

La falta de una verdadera política deportiva que ponga en movimiento es el resultado de la última encuesta levantada por el Instituto Nacional de Estadística, Geográfica e Informática, en noviembre de 2017, la cual nos presenta los peores números desde que este Módulo fue implementado.

En el 2010, la Organización Mundial de la Salud publicó un importante documento en donde enumeró distintas recomendaciones sobre la importancia de la actividad física, poniendo la inactividad misma como un factor de mortalidad.

Bajo este argumento, en México la mayor parte de la población adulta está en riesgo de padecer alguna enfermedad no transmisible o caer en depresión por no practicar algún deporte.

La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, por sexenios, ha establecido distintos programas de activación física, enfocados a la población mayor de edad, pero la realidad es que han fracasado reiteradamente en la búsqueda de disminuir el sedentarismo entre los mexicanos.

El problema no se ha atacado de raíz. Millones de niños y niñas no tienen contacto directo con la práctica de algún deporte y la actividad física que reciben desde la edad preescolar no es exactamente algo que en un futuro los encamine a la constancia.

Jugar con el aro o cantar rondas infantiles no es el esquema adecuado para involucrar a los niños de este país en el deporte; sí, desafortunadamente esa es la realidad. La educación física lo único que produce es un México gordito y sedentario

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