Desde hace varios años el basquetbol mexicano vive en medio de una pugna por el poder que ha frenado su desarrollo y sustentabilidad, desde que se inició la disputa por el dominio del baloncesto en México el mayor perjudicado fue el deporte en cuestión, la pelea por el poder del mismo lo único que logró en los últimos años fue una división que dejó varios heridos en el camino.

Desde sus respectivas trincheras la Federación Mexicana de Basquetbol y la Asociación Mexicana de Basquetbol se enfrascaron en atacarse una a la otra, completamente enfocadas en la defensa de sus propios intereses y los de sus dirigentes se olvidaron de su principal función, de su objetivo, de la razón de su existencia: la unificación, profesionalización y desarrollo del basquetbol mexicano.

El tiempo ha transcurrido, varios organismos como el Comité Olímpico Mexicano, la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte y la misma Federación Internacional de Basquetbol han tenido que intervenir para poner fin a esta disputa por el derecho a dirigir el deporte ráfaga después de pelear a través de varias instancias incluida la Suprema Corte de Justicia de la Nación y una suspensión temporal por parte de FIBA previa al repechaje olímpico en el 2016 por parte de FIBA, podemos decir que la lección se aprendió y el básquetbol en México tendrá a través de ADEMEBA y su presidente Gilberto Hernández Oseguera la tarea de reconstruir el baloncesto mexicano y alinear a sus protagonistas en un frente común.

La tarea de Hernández Oseguera no es ni será fácil, empezará con el pie izquierdo sus funciones en noviembre próximo cuando FIBA respalde su nombramiento y el de su directiva lo cual seguramente no culminará la batalla sin fin entablada años atrás, cinco meses han pasado desde que fue impuesto perdón elegido, justo cuatro meses después de que la Federación Mexicana de Basquetbol a través de una Asamblea jugará una última carta por proclamarse ganador de esta disputa eligiendo al regiomontano Carlos Bremer como su líder.

El ex miembro del Comité Olímpico Mexicano, asesor de Jesús Mena y de los más cercanos allegados al titular de la CONADE Alfredo Castillo Cervantes tendrá que ganarse la confianza de las asociaciones estatales de todo el país para que acrediten su liderazgo y los convenza de unir frentes por el bienestar del Basquetbol nacional, difícil ¿verdad?

En esta guerra sin fin no existe un verdadero ganador, el basquetbol en México no levanta, no hay  una Liga suficientemente profesional, existen tres de las cuáles no se hace una, los esfuerzos realizados tanto por la Liga Nacional de Baloncesto Profesional, el Circuito de Baloncesto de la Costa del Pacífico y la Liga de Basquetbol Estatal de Chihuahua no han sido suficientes y menos sumando la falta de liderazgo para reglamentar el funcionamiento de estas y que el basquetbolista mexicano carece de proyección en un baloncesto nacional que poco defiende sus derechos e intereses.

Sin estabilidad, con ligas en las que su rosters cuentan con puro jugador extranjero y se enfrentan a un similar “pacto de caballeros”, con un limitado interés en generar espacios para jugadores jóvenes el basquetbol no solamente enfrenta el dejar de ser la manzana de la discordia, sino también encarar el futuro y recuperar el tiempo perdido..

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