Un golpe de suerte lo colocó en el emparrillado; una lesión de Alex Smith hizo que Colin Kaepernick se convirtiera en el quarterback titular de San Francisco, parecía que los Niners por fin tenían un nuevo héroe, el jugador que asemejara un poco a Joe Montana o a Steve Young y que encendiera la rivalidad con Smith.

Llevó a los 49ers al Super Bowl y eso fue lo último que se vio de él como jugador, su baja de juego fue impresionante y todo comenzó a irse en picada hasta que en 2016 tuvo la oportunidad de ser titular, la pelearía con Blaine Gabbert y pensó que era el momento justo para hacer pública su protesta ante los crímenes cometidos durante ese año y el actual, comenzó su movimiento contra la discriminación racial.

Colin proyectaba su enojo, hincándose cuando sonaba el himno de Estados Unidos en lugar de permanecer de pie.

Captó la atención para bien y para mal, algunos compañeros suyos en la NFL replicaron la protesta, pero la carrera de Kaepernick estaba en debacle y la situación de EUs con la llegada de Donald Trump no le generó aliados en su lucha silenciosa por hacer respetar los derechos de las minorías y poco a poco desapareció, como su protesta.

Previo al arranque de temporada hubo manifestaciones para que algún equipo le abriera la oportunidad, pero no llegó a más; el deporte se ha vinculado en distintos momentos a este tipo de eventos y aunque el racismo pareciera superado, cada cierto tiempo vuelve y las instituciones no son partidarias de que los luchadores sociales sean sus atletas.


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