La línea entre la adquisición de grandes figuras y la compra de espejitos es sumamente delgada, y en el futbol mexicano resulta muy difícil que los directivos la distingan.

Casos hay de sobra: Bebeto, Bernd Shuster, Djalminha, José Mari Bakero, Santiago Solari, etcétera. Recientemente, el caso de Andy Delort, pero si mencionamos a Tigres, sería justo establecer que es precisamente el equipo que ha provocado que los demás amplíen su panorama y busquen en otros mercados, elementos que reúnan el justo equilibrio entre lo mediático y la calidad.

Y celebro que otros equipos busquen el éxito con el mismo modelo en un futbol que si bien goza de grandes alcances económicos, aún está lejos de lo que puede ofrecer Estados Unidos y el propio futbol europeo, al que además, le sumamos el nivel deportivo.

Es decir: México no paga como pagan del otro lado de la frontera y muy lejos está de ofrecer un nivel de competencia que resulte suficientemente atractivo para dejar Europa, y la excepción confirma la regla.

Con esos y algunos otros factores que tienen que ver con la calidad de vida que ofrece nuestro país, por ejemplo, se enfrentan los directivos para convencer a jugadores de otro nivel.

Es por eso que la línea se vuelve delgada, muy delgada.

Más allá de lo orquestada que pudo haber estado la recepción en el aeropuerto para el francés Jérémy Ménez, hablo de las enormes expectativas que se hacen para un jugador que tiene tiempo viviendo del pasado. Ojo, no digo que es un cartucho quemado, pero deberíamos de ser más cautos y aterrizados.

Tan delgada es que hoy se ha generado grandísimo interés por Landon Donovan, un ex futbolista que estaría buscando salir de su segundo retiro para incorporarse al León.

Si bien es cierto, Donovan es el mejor futbolista en la historia de Estados Unidos y siempre fue el objeto del deseo de varios clubes en México, pero también es cierto que de los últimos 38 meses, sólo ha jugado seis, y desde que pateó su última pelota ha pasado casi un año… Súmele que está a punto de cumplir 36 años.

¿De verdad lo necesita el futbol mexicano? ¿Lo necesita el León? ¿Verdad que la línea es muy delgada?

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