El proyecto del Tren Maya luce más como una fantasía que como una realidad. La obra que Andrés Manuel López Obrador planea echa a andar en los primeros tres años de su administración será una de las más ambiciosas en cuanto a inversión (se estima que costará unos 150 mil millones de pesos) y también una de las más cuestionadas por su dudosa funcionalidad y rentabilidad.

El equipo del presidente electo elaboró un proyecto (que aún no es público), el cual fue presentado a los gobernadores de los cinco estados por los que correrá el tren (Tabasco, Chiapas, Yucatán, Campeche y Quintana Roo) y a algunos inversionistas. El contenido del documento, de acuerdo con empresarios y funcionarios, puede describirse como “fantástico” si tomamos en cuenta la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española: “quimérico, que consiste sólo en la imaginación”.

Según la descripción del proyecto, se trata del primer tren regional que comprende un sistema ferroviario de velocidad media (alcanzará un máximo de 160 kilómetros por hora) y “altas especificaciones”, el cual facilitará la conectividad con las principales localidades, puertos marítimos y aeropuertos en el interior de la región del Mundo Maya.

Tendrá una longitud mil 500 kilómetros y se construirá en dos etapas: la primera irá de Cancún a Palenque (907 kilómetros) y la segunda cruzará los territorios de Escárcega, Campeche, Mérida y Playa del Carmen (593 kilómetros). En total, se prevé que tenga 18 estaciones. El proyecto beneficiará a 64 localidades en 44 municipios e incorporará 80 atractivos turísticos focales con el fin de incrementar la derrama económica y la pernocta de los turistas.

Tendrá dos centros logísticos y de transferencia multimodal en Cancún y Palenque, y se proyecta la creación de 18 terminales ferroviarias adicionales a estos centros.

En cuanto al desarrollo regional, se prevé que la construcción y operación del tren beneficie a nueve microrregiones turísticas integrales y ayude a ordenar el desarrollo en centros urbanos y áreas naturales.

Su desarrollo también ayudará a diversificar la oferta turística de los estados y comunidades e impulsará nuevas rutas que integren atractivos naturales y culturales. El objetivo de fondo es apuntalar el crecimiento urbano, social y turístico.
Entre los objetivos de desarrollo económico están el fortalecimiento del sector empresarial de la región a través de programas de capacitación, certificación y financiamiento a micro, pequeñas y medianas empresas y organizaciones cooperativas.

“Se van a crear pymes comunitarias para rescatar el valor artesanal y productos típicos, las cuales contarán con el acompañamiento de los gobiernos para la obtención de certificaciones en productos y servicios. Se impulsará el canal de distribución de sus productos en las estaciones del ferrocarril y se fortalecerá la identidad de marca del tren y región Mundo Maya”.

Para desarrollar el proyecto, que será encabezado por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), participarán al menos otras 15 dependencias públicas federales, como la Secretaría de Turismo, el Consejo de Promoción Turística de México, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la Secretaría de Economía, la Comisión Federal de Electricidad, la Comisión Nacional del Agua, la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, el Instituto Nacional del Emprendedor, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Además de impulsar las Zonas de Desarrollo Económico Especiales se pretende crear nuevas Zonas de Desarrollo Turístico Sustentable (ZDTS) en Tulum y Puerto Morelos, así como integrar la Zona Económica Especial de Palenque con la modernización de 224 kilómetros de vías férreas actuales.

En los últimos 10 años (de 2008 a 2018), el Fonatur ha hecho 21 estudios en la región y 42 proyectos estratégicos en los cuales se han destinado 2 mil millones de pesos. Esta es la razón por la que el proyecto estará a cargo de dicha dependencia, que encabezará el empresario Rogelio Jiménez Pons.

Las acciones inmediatas que comenzarán el próximo año con los 16 mil millones de pesos etiquetados en el presupuesto de egresos para el programa consisten en: 1) Preparar el anteproyecto del trazo del tren y las 18 estaciones. 2) Hacer un consenso con grupos sociales y organizaciones para “socializar” el proyecto. 3) Coordinarse con todas las dependencias públicas y gobiernos locales involucrados en la obra. 3) Realizar un análisis de tránsito, planificación y gestión de datos (modelador de redes de transporte y demanda de viajes). 4) Hacer un análisis costo-beneficio, de factibilidad técnica, económica, ambiental y jurídica. 5) Y finalmente realizar una consulta pública con pueblos y comunidades indígenas susceptibles de ser afectados en sus derechos e intereses derivados de la construcción del proyecto.

Todo esto, en un periodo máximo de tres años. Si el Tren Maya logra la mitad de lo que se propone Andrés Manuel López Obrador veremos un desarrollo impresionante en la región sur-sureste del país.

Pasaría de ser un proyecto quimérico a uno fantástico, en la acepción coloquial de la RAE: magnífico, excelente. Por ahora luce más como una fantasía.



Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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