El enfrentamiento entre los empresarios y el candidato puntero, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), está al rojo vivo. Los fantasmas de la guerra del 2006 vuelven a rondar la elección presidencial, con la diferencia de que esta vez, entre los integrantes de la iniciativa privada hay opiniones divididas sobre si utilizar sus recursos para intentar evitar el triunfo del político tabasqueño o mejor pactar una transición ordenada en caso de que gane la Presidencia de México.

Es cierto que la mayoría de los grandes empresarios le tienen miedo a López Obrador y no quieren que sea Presidente de la República. Por eso, frente al evidente estancamiento de José Antonio Meade en las tendencias electorales, muchos están dispuestos a apoyar con todos sus recursos disponibles al candidato de la coalición PAN-PRD-MC, Ricardo Anaya, con quien sí se han reunido varias veces de forma privada. Sin embargo, no quieren caer en el “error” de la “guerra sucia”, la cual, reconocen, sólo fortalecería a AMLO.

Entre los escenarios que visualizan están, en primer lugar, impulsar a Anaya; en segundo, promover a un candidato neutral que sea compatible con las bases del PRI y el PAN, como Margarita Zavala; y en tercero, buscarle la cara a Andrés Manuel López Obrador para evitar que haya un choque y una posible fuga de capitales.

Sin embargo, también hay una corriente de empresarios, entre ellos uno de los principales contratistas del gobierno de Enrique Peña Nieto, que considera que lo mejor es ir planteando una agenda en común con el equipo de Andrés Manuel López Obrador y evitar a toda costa el enfrentamiento. “Se está generando un ruido innecesario, porque casi todos (los empresarios) tienen descontado que va a ganar (AMLO) y seguirán invirtiendo”, dice uno de ellos.

Uno de los empresarios con mayor influencia en los consejos de administración de las empresas de la Bolsa Mexicana de Valores también ve poco probable una fuga masiva de capitales si AMLO gana la Presidencia, pero reconoce que habrá mucha volatilidad en el corto plazo. “Vamos a tener que trabajar con él”, comenta. Pero también deja entrever que, en su legítimo derecho como ciudadanos, impulsarán al candidato que mejor convenga a sus intereses.

El rompimiento entre AMLO y los empresarios tiene que ver, entre otras cosas, con lo que el tabasqueño considera un maltrato de las cúpulas de la iniciativa privada, entre ellas el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) y el Grupo Monterrey.

Por eso, hace unos días el candidato de la coalición Morena-PT-PES volvió a la carga en contra de los empresarios agrupados en el Consejo Mexicano de Negocios, a quienes acusó de conspirar en su contra para contrarrestar su movimiento y apoyar una alianza entre el PRI y el PAN. Mencionó a Alberto Baillères, dueño del Grupo Bal; Germán Larrea, presidente de Grupo México; Claudio X. González, líder de Kimberly Clark México; Alejandro Ramírez, propietario de Cinépolis; y Eduardo Tricio, accionista principal de Lala.

No parece coincidencia que haya nombrado a estos empresarios en específico. Alberto Baillères es donador de la campaña de Margarita Zavala; Germán Larrea tiene un pleito casado con Napoleón Gómez Urrutia; Claudio X. González es su eterno villano favorito junto con Roberto Hernández, a quienes acusa de la campaña “Un peligro para México” del 2006; Eduardo Tricio dijo reciamente que le da miedo que cancele el nuevo aeropuerto; y Alejandro Ramírez preside el CMN.

En respuesta, el Consejo Mexicano de Negocios publicó un desplegado en el cual rechazó las expresiones “injuriosas” y “calumniosas” del tabasqueño y desmintió que hayan habido reuniones con fines político-electorales. El Consejero Coordinador Empresarial y la Confederación Patronal de la República Mexicana respaldaron al organismo que aglutina a los hombres y mujeres de negocios más ricos del país.

Es la guerra recargada de AMLO contra los empresarios… y faltan casi dos meses para la elección.


@MarioMal
mairo.maldonado.padilla@gmail.com

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