Juran por su madre que es verdad, importa muy poco la evidencia, sobran los argumentos porque estorba la lógica en estos tiempos de gansos infatigables.

Uno de los mayores éxitos de los populistas radica en su capacidad de mentir y mentir y mentir, al grado de imposibilitar la réplica de sus adversarios.

Solamente en un día récord, el pasado 22 de octubre, CNN contabilizó al presidente Trump 83 falacias durante su gira por Texas, ¡83!, muchas, incluso, contradictorias entre sí, particularmente en cuanto a la injerencia rusa en la elección que lo llevó a la Casa Blanca, de miedo pero cierto: en los casi 3 años de su mandato Trump ya supera las 5 mil mentiras.

Por el mismo camino andan varios líderes del planeta, en Europa, por ejemplo, se culpa a los migrantes de un supuesto estancamiento económico aunque Europa haya tenido recién una de las mejores bonanzas en su historia. Malas administraciones llevaron a algunos países a situaciones penosas, sin embargo bajo esa bandera xenófoba crecen y se fortalecen hombres y mujeres a los que sus adversarios no les pueden debatir ante los cánones del dogma y la demagogia.

Pero, si mienten tanto, ¿cómo diablos es que logran volverse tan relevantes, tan poderosos? Quizá, supongo yo, gracias a las cadenas de confianza digital.

Es muy fácil: Juan X, mi compadre, comparte un video con las declaraciones chauvinistas del amado líder, Juan a su vez lo ha compartido de Pedro X y éste a su vez de Jorge X y así sucesivamente en una cadena de decenas o centenas de miles de “personas reales”, real people.

Si Juan X, mi compadre, cree en el amado líder en que también creyeron Pedro y Jorge y miles más, debe ser por algo, entonces yo creeré también, seré una parte de esos miles de “compartidos”, shares, me sentiré unificado frente a un poder fáctico que no puedo ver pero contra el que debo luchar con la demás real people a la que pertenezco.

Todos y todo, salvo la real people a la que pertenezco, son una mentira fabricada por el cancerbero de los medios masivos que cuidan la guarida de los ultra poderosos, yo seré, mediante el poder del share, una pieza más en la destrucción del status quo.

Creeré pues en que hay un robachicos en el pueblo porque así lo dice la cadena de WhatsApp que compartió el compadre y seré tambien parte del linchamiento (25 consumados y 40 frustrados).

Creeré pues en que Televisa mandó una carta a Martha Debayle ordenando, bajo castigo, que no hablara de AMLO.

Creeré pues que México está peor que Venezuela porque todos los índices globales son una patraña sofisticadamente elaborada por la mafia dueña del dinero mundial.

Creeré en los reptilianos.

Creeré en los lagos eternos.

Creeré en los milagros y nada más, porque así es más fácil, es más bonito.

Creeré, porque mi compa creyó.

¿Qué podría salir mal?

DE COLOFÓN.— Fuentes cercanas a la defensa de El H señalan que el interno pidió apoyo desde hace meses por su condición médica pero fue ignorado. El día de su muerte clamaba por asistencia desde su celda y la ayuda llegó extrañamente tarde. Convenientemente tarde.

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