Desde la independencia porque no hay de otra, varios grupos con y sin nombre se han pagado sus nuevos discos físicos para no sumarse a las descargas digitales que son, ya lo he dicho, como comprar cortinas de humo.

Aquí algunas muestras de este otro México discográfico, que opera desde las posibilidades de bolsillos alternos:

LA MULA DE SIETES: Rafael Catana, como queriendo cerrar el juego de dominó que es el rock mexicano independiente, me mete esta metafórica ficha con una recomendación: “Son buenos y diferentes”, y me extiende un compacto de esmerada presentación con siete canciones que denotan búsqueda y originalidad de estos inclasificables de alma blusera con fronteras entre el José Alfredo que le sirve de muleta de ocasión al miserable de Sabina y otro del que también echa mano cuando le conviene: Bob Dylan. Tienen un Facebook interesante como sus rolas.

CHARLIE MONTTANA (Decreto por el regreso de los buenos tiempos): bajo el sello Intolerancia el güero oxigenado fiel a los principios etílicos de Jack Daniels se encuentra en un dilema de distribución discográfica en su nuevo disco:
Minezota, Nezayork o Egipto, pero con mentalidad trasnochada de blackmetal.
La historia de 30 días de grabación en el prestigiado estudio 19 de Pancho Miranda a quien le da excesivas gracias y mucha luz en este regreso de más de lo mismo del rubio más neto, eso sí, del rock urbano mexicano.
Un track list engañoso incluye hasta Mon Laferte en un tema versionado de dos formas: eléctrica y acústica.
Pero la diva pinta su raya
con lo demás.

LUMALTOK (Svabajel Pujuk): No necesitan hablar tzotzil (porque el disco está cantado en esa lengua) para sentir el rock de estos hijos de Zinacantán (Moy, Zanate y Checko) que acaban de grabar lo que es hasta el momento su mejor disco, luego de haber sido estafados por la mismísima Conaculta (Dirección de Culturas Populares) en ese concepto llamado “De tradición y otras rolas”, ya que no les cumplió en su momento con el disco de ganadores.
Por eso ahora, de su dinero, se pagaron la grabación en San Cristóbal con Tom Kessler y luego masterizaron en el Royal Records de la CDMX.
Rolas muy buenas, garantizadas, y, por si fuera poco, edición bilingüe en su booklete para que todo mundo le agarre la onda al tzotzil.
Pedidos en su Facebook.

FAUSTO ARRELLÍN (Las emisiones nocturnas / Rupestre amor): Parte instrumental, parte cantado, este nuevo disco del compa de Rockdrigo, hace que brinquen en cualquier petate sus influencias rupestrosas poéticas en número de 10, con acompañamiento de su guitarra, voz y flauta Faustófeles. Se hizo el año pasado, pero vale prácticamente en cualquier momento mezcalero. El responsable de la buena mezcla de emociones encontradas es de su hermano, el maese Edgar Arrellín.

pepenavar60@gmail.com

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