Probablemente el mejor sistema de reproducción de música (gratuita y de paga), podcast y videos digitales en streaming lo tiene Spotify; presumen tener más de 30 millones de canciones que se pueden escuchar a través de la computadora, teléfono celular, tablet, tv, auto y lo más recomendable que se le puede acercar a la perfección del sonido en Alta Fidelidad y Estéreo Digital: un buen equipo con bocinas profesionales para escuchar en casa y concentrase en el verdadero sonido. Esto es, por ejemplo, si se usa en la computadora, un sistema de bocinas adicionadas con la función THX.

La sofisticación de posibilidades de encontrar y oír miles de canciones, artistas y álbumes con un motor de búsqueda muy fácil de usar, es enorme, aun en el modo gratuito. En lo referente al de pago (por unos pocos pesos que no afecten tu economía familiar —como dicen los ambulantes del Metro— la ganancia es enorme… y sin comerciales (que, en el modo gratuito, son muy decentes).

Luego viene algo a prueba del ingenio mexicano pirata: como se trata de un servicio de streaming, Spotify afirma que es imposible la copia y que no hay forma de importar contenidos fuera de la aplicación (eso, claro, sujeto al mexicano que las puede todas). Sin embargo, lo que la plataforma ofrece es más que suficiente en materia de armar colecciones de música, gustos preferenciales de artistas, discografías completas, alertas semanales de recomendaciones y hasta la posibilidad de que uno se convierta en “programador” de alguna emisora radial.

Obviamente, los más obsesivos pueden basarse en Spotify, como una gran base de información de artistas desconocidos (o por conocerse) o rarezas que hayan grabado para, luego con toda la información, mandarse hacer sus propios discos físicos a imagen
u semejanza de los originales que nunca veremos en ningún Mixup. En ese sentido, Spotify es una maravilla.

La multiplataforma sueca que comenzó operar en abril del 2006, con las firmas correspondientes del conglomerado discográfico mundial (Warner, Sony, Universal…) hace más que tentadores sus paquetes Premiun y Familiar, de transferencia musical con audio HQ y sin comerciales. Y si las sorpresas están a la orden del día en el sistema gratuito, nada más hay que imaginar la potencialidad con acceso prácticamente a todo lo grabado en la historia.

Por otro lado la facilidad de encontrar prácticamente cualquier artista y álbum, relacionarlo y tenerlo como una biblioteca particular y disponible a cualquier hora, es inimaginable, gracias a sus diseñadores y descubridores: Daniel Ek y Martin Lorentzon. Épocas completas, movimientos musicales, tendencias y rescates emocionales de saltos mortales hacen que la industria discográfica, si no se pone las pilas, pase de su actual faceta zombi Walking Dead (última temporada) a la muerte fulminante, con todo y sus circunstancias actuales de robo de mercancía, desconocimiento total del catálogo, tráfico de influencias y “moches” por debajo de la mesa por firmas inesperadas de “nuevos artistas”.

La prueba que hizo este servidor puso al día gustos y preferencias con artistas de casi todo el rango musical en materia de rock y aleaciones sonoras adyacentes. Los nombres pueden decirlo casi todo: sir Douglas Quintet, Kathleen Edwards, Tift Merritt, Billy J. Kramer & The Dakotas, Big Star, Klaus Nomi, Harpers Bizarre, Philip Glass, Michael Nyman, Freddie & The Dreamers, Dion, Love, The Beau Brumels, The Zombies, Beth Hart, Elvis, The Easy Beats, The Fratellis… y esto es sólo la punta del iceberg.

pepenavar60@gmail.com

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