El ajedrez es un duelo de inteligencia en el que todo puede suceder... y sucede. Ejemplo de ello, entre muchos otros, es la coronación. Ocurre cuando un peón llega a la última fila enemiga y se convierte en pieza de mayor valor, generalmente dama. Su promoción es un premio a la audacia, tras haber penetrado en territorio enemigo. Según Roberto Grau, “es el soldado anónimo que por su esfuerzo conquista posiciones ganadoras”. Como amenaza, su peligrosidad aumenta a medida que la posición se simplifica. En tanto recurso táctico, suele cambiar la correlación de fuerzas y generar la victoria de su bando.

Partida. Las blancas basan su estrategia en la virtual coronación de dos peones pasados, lo que es suficiente para que las negras se rindan.

Blancas: Vladimir Kramnik

Negras: Peter Svidler

Defensa Grunfeld, Dormund 1998.

1.d4 Cf6 2.c4 g6 3.Cc3 d5 4.cxd5 Cxd5 5.e4 Cxc3 6.bxc3 Ag7 7.Ac4 c5 8.Ce2 Cc6 9.Ae3 cxd4 10.cxd4 Da5+ 11.Ad2 Dd8 12.d5 Ce5 13.Ac3 0–0 14.Ab3 Db6 15.f4 Cg4 16.Ad4 Da5+ 17.Dd2 Dxd2+ 18.Rxd2 e5 19.h3 exd4 20.hxg4 g5 21.g3 Axg4 22.e5 Axe2 23.Rxe2 Tfc8 24.Tad1 Tc3 25.Td3 Tac8 26.d6 b5 27.Txc3 dxc3 28.e6 Rf8 (Diagrama. Los peones blancos pasados son imparables) 29.e7+ Re8 30.Axf7+, rinden negras, 1-0.

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