En la lucha ajedrecística, el control de las casillas centrales, esto es, e4, e5, d4, d5, es un elemento que muchas veces decide el resultado. Ello, porque es el punto equidistante de los cuatro ángulos del tablero y en el que confluyen la mayoría de las acciones y escaramuzas del combate.

El poder de las piezas depende del espacio que disponen. Quien controla el centro tiene más movilidad y puede restringir la del rival. El ex campeón José Raúl Capablanca decía: “El desarrollo debe tener como base el dominio de las casillas centrales, ya sea tomando posición de ellas con los peones, ya sea controlándolas a larga distancia, por la acción de las piezas”.

Incluso en el libro Juegue como un gran maestro, de Kotov, se lee: “Hay un factor que está siempre presente en todo lo que hace un gran maestro. Ese factor es la formación de peones en el centro. Si queremos conseguir una notable ventaja de espacio tenemos que tener un firme control sobre el centro, romper la resistencia del oponente en ese lugar y alejar sus piezas de allí”.

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